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VPH: prevención y diagnóstico temprano, las claves para evitar el cáncer de cuello uterino

Es el tercer tipo de tumor más diagnosticado en mujeres y afecta a 4.500 cada año, mientras que causa más de 2.300 fallecimientos.

El Virus del Papiloma Humano (VPH o HPV), se presenta tanto en mujeres como en hombres y se trata de una afección tratable que puede derivar en Cáncer de Cuello Uterino, el tercer tipo de tumor más diagnosticado en mujeres en Argentina y afecta a 4.500 de ellas cada año causando el fallecimiento de más de 2.300.

Es por ello que la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC) invita a la comunidad a tomar conciencia sobre la importancia de la prevención, la visita regular al médico y la realización de estudios de rutina, tomando como referencia el día en que se conmemora el Día Internacional de Concientización sobre el Virus del Papiloma Humano y el 26 de marzo, Día Mundial del Cáncer de Cuello Uterino.

“La prevención siempre es el mayor aliado para evitar el cáncer y/o llegar a un diagnóstico temprano, lo cual supondrá el inicio del tratamiento en fases iniciales. Prevenir es visitar al médico, hacernos los estudios de rutina, saber por ejemplo que el VPH puede prevenirse y debe tratarse. Sin dudas, en este sentido el acceso a información relevante es imprescindible” dijo Carlos Silva, coordinador Médico de LALCEC.

El VPH es un virus de fácil transmisión y más común de lo que se cree. Se estima que 4 de cada 5 personas podrían llegar a contraer uno o varios de los tipos de VPH en algún momento. Por eso es importante el correcto uso del preservativo, que reduce el riesgo de transmisión, aunque no lo elimina totalmente, ya que, puede alojarse en puntos de la zona genital-anal que no quedan protegidos.

«Existen unos 200 tipos de VPH, de los cuales 40 afectan las zonas genital y anal. Se pueden clasificar en bajo y alto riesgo oncogénico. En el primer caso, se asocia con lesiones benignas como verrugas, en el segundo, con lesiones que pueden evolucionar hasta resultar en un cáncer. El más frecuente es el de cuello de útero en la mujer; aunque también puede evolucionar en otros tipos de cáncer como de ano, pene, vagina, vulva y orofaríngeos”, explicó el Dr. Silva.

Para prevenirlo, en el caso de las mujeres se recomienda la realización de un estudio de Papanicolau (PAP) por año, a partir de los 25 años, que es una manera sencilla y efectiva de prevenir el cáncer cérvicouterino. Por otra parte, también puede realizarse el Test de VPH, que posibilita detectar la presencia de ADN de VPH de “alto riesgo oncogénico” en las células del cuello del útero. Esto permite la posibilidad de controlar el posible desarrollo de lesiones.

“La vacuna contra el VPH es altamente recomendable, ya que, disminuye la incidencia y mortalidad por cáncer de cuello uterino y la carga de enfermedad asociada al VPH, sus complicaciones y mortalidad. La vacuna es muy efectiva en reducir la circulación de los genotipos de alto riesgo. En países con buenas coberturas de vacunación, los virus VPH 16 y 18 disminuyeron en un 68%, y la presencia de verrugas genitales producidas por virus de bajo riesgo disminuyó en un 61%”, aseguró Silva.

En Argentina, la vacuna se incorporó en su calendario de vacunación en 2011, para las niñas a partir de 11 años y los varones desde los 11 años, para la prevención de otros tipos de cánceres (ano, pene, cabeza y cuello). Un trabajo publicado en Papillomavirus Reserach, realizado en centros de salud de Capital federal y de las provincias de Misiones, Santiago del Estero y Buenos Aires, y liderado por el Instituto ANLIS/Malbrán, analizó la presencia del HPV en el cuello uterino de adolescentes de 15 a 17 años de edad y comprobó que la gran mayoría de las chicas vacunadas no se infectan con los tipos 16 y 18. La eficacia de la vacuna es mayor al 93% para estos genotipos.

Por su parte, la Lic. en Psicooncología Fernanda Montaña, añadió: “Para las mujeres, tomar conocimiento que el test de VPH dio positivo puede generar un impacto psicosocial negativo, esto puede ser angustia, miedo, culpa, ansiedad, vergüenza, preocupación por la vida sexual, así como aumentar el temor a los contagios, teniendo en cuenta también el estigma social. Por ello, es importante tener presente la importancia de la detección y el diagnóstico temprano y oportuno, para poder ser tratado a tiempo y así prevenir el cáncer cervicouterino. Allí la importancia, no solo de realizar el test, sino de retirar los resultados y seguir las recomendaciones médicas. Que el temor o la vergüenza no impidan cuidar la salud”.

Por otro lado, Montaña agregó que, “Es importante incorporar en la población hábitos de autocuidado, de un vínculo amoroso con la propia persona, teniendo en cuenta el cuidado de la salud, atendiendo temores que puedan obstaculizar la prevención, e involucrándonos con la información que nos permite dar ese cuidado a nuestra persona”.

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