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Una mujer denuncia que la despidieron de un call center, discriminándola por padecer cáncer

Sandra Rodríguez tiene 35 años y padece un cáncer cervical con el cual todavía está luchando, en pleno tratamiento. La mujer viene denunciando a la empresa Atento (call center), la cual la desvinculó de su puesto de trabajo, a pocos meses de iniciar sus tareas en dicho lugar.

Según relató Rodríguez, comenzó a trabajar en la firma el 22 de julio del año pasado, momento en el que firmó contrato, con la condición de que debía tener su propia computadora, su vincha e internet, para ingresar a trabajar desde el domicilio, por el contexto de pandemia.

“Me llaman y me confirman que quedo seleccionada. Entonces pido que me presten plata y compro todo para poder empezar a trabajar”, relató.

“Empezamos bien, no hubo problemas. Ese día de la firma, la empresa nos informó que no hacía contratos a largo plazo, sino que todos los meses ellos nos avisaban si seguíamos o no. Firmamos todos los papeles que nos dieron y empezamos la capacitación. Después de ello, para septiembre, me agarra una hemorragia estando en capacitación, por lo cual me fui al hospital”, recordó.

En ese momento, la revisaron y la derivaron a un patólogo, donde le hicieron una biopsia y le confirman que tenía cáncer. “Esperé 10 días los resultados y me informan que me iban a internar para hacerme todos los estudios, para ver en qué estadio estaba mi cáncer. Lo agarré avanzado, entre un V2 y un V3”, puntualizó Sandra.

Ante ello, se acercó a la empresa para informar su situación, pero como no había nadie de Recursos Humanos, le dejó una copia al guardia de seguridad. “Luego envié por mail a mi supervisor y al sector de Medicina Laboral, fotos de todos estos papeles”, remarcó.

Estuvo internada cinco días, donde le hicieron todos los estudios y le dijeron lo avanzada que ya estaba la enfermedad.

“Seguí trabajando los días que me sentía bien. Me sentaba y atendía normalmente, no tenía problemas de recuperar horas, porque me pedía el supervisor que las devuelva. Hasta que me dieron el alta en la obra social, y acudí a una clínica privada, donde me estoy tratando”, relató la mujer.

Más adelante, le realizaron una cirugía, donde le colocaron un catéter, por donde se hace las quimioterapias. “Siempre que me tenía que hacer estudios o intervenciones, solicitaba uno o dos días de licencia, porque el cuerpo ya no responde, me cansaba mucho. Tengo entre 10 y 15 transfusiones hechas por la pérdida de sangre”, detalló.

“Luego, el doctor me informa que íbamos a tener tres sesiones de quimio, cada 21 días. Las primeras tres fueron muy duras, porque mi cuerpo no reconocía las drogas. La quimio me dejó en cama, me internaron por deshidratación, mi cuerpo no recibía ni siquiera líquidos, los dolores eran insoportables. Siempre informé todo esto a la empresa, pero hicieron caso omiso a todo lo que me estaba pasando. Una vez que me recuperaba, yo volvía a atender, poniendo la mejor atención”, indicó Rodríguez.

El 30 de noviembre del año pasado, mientras Sandra estaba de licencia por quimioterapia, una persona de Recursos Humanos le informa que Atento solicitó su desvinculación, que no era necesario que se conecte ese día a atender y que se acercara lo antes posible, a firmar la baja.

“Le dije que estaba de licencia y que era imposible que me acerque porque estaba con quimio y en cama. Desde allí, ya no tuve más ningún tipo de contacto con la empresa. No me mandaron carta documento, no me informaron de nada. Me comuniqué con un delegado, porque de parte del sindicato no recibimos ninguna respuesta tampoco”, destacó.

RETORNAR AL PUESTO DE TRABAJO

“Hablé con un equipo de abogados, que se encargan de despidos laborales injustos. Lo único que pido y necesito es que me reintegren a mi puesto laboral, necesito trabajar, para poder mantener mi tratamiento, mis gastos, que no me corten mi obra social. No pido que la empresa me regale nada, solo que me den mi puesto, porque debo seguir con el tratamiento, ya que sigo con cáncer y no se achicó para una cirugía”, pidió Sandra.

Además, posee un nene de 6 años a cargo y vive con sus padres que son jubilados, con una pensión mínima de 15 mil pesos. “Ellos me están ayudando, yo gasto en remis, en plus, en medicamentos para el dolor, en estudios, y sin mi entrada salarial es imposible sostener esto. No recibo ayuda de nadie”, se lamentó.

«La empresa me está haciendo mucho daño. Desde el 30 de noviembre que sufro un estrés, no duermo bien, sufro dolores de cabeza, estoy muy preocupada por mi situación. Si me cortan la obra social yo estoy en pleno tratamiento. Desde la empresa nunca me llamaron para saber cómo estoy, se desentendieron totalmente de todo. Mi supervisor nunca me dio una mano, nunca habló con las personas de recursos humanos», mencionó.

“Yo quiero seguir atendiendo desde mi domicilio y quiero que ellos comprendan en este caso que los días que me hago quimio es imposible que me siente a atender al cliente y haga vida normal. Pido que tengan consideración y empatía. Que me descuenten o devolveré las horas cuando esté bien. Siento que hicieron abandono de persona, me discriminaron por mi enfermedad y me dejaron en la calle, prácticamente”, concluyó la mujer.

Fuente: DataChaco.

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