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Tras una semana de caos, las fuerzas de seguridad de Ecuador retomaron el control de las prisiones

Los efectivos militares y policiales lograron acabar con los motines y las tomas de rehenes por parte de bandas criminales

“Estamos tomando el control de las cárceles del país”, fue el mensaje publicado por el presidente Daniel Noboa que anunciaba el cierre de una de las semana más violentas registradas en el Ecuador. Desde el 8 de enero se registraron motines en siete prisiones del país. La convulsión en esas cárceles incluyó la toma de 170 rehenes entre guías penitenciarios y funcionarios de los penales. El pasado sábado, gracias a la mediación de la Iglesia y de la Cruz Roja, las autoridades gubernamentales lograron liberar a todos los retenidos, salvo a uno que murió producto de una bala perdida entre el fuego cruzado de las fuerzas del orden y los criminales.

El domingo 14 de enero, a través de acciones tácticas, los efectivos militares y policiales lograron ingresar a los reclusorios conflictivos. Realizaron un conteo de los presos, los sacaron a los patios y les ordenaron cantar el Himno Nacional mientras se izaba una bandera del Ecuador. Además, se inspeccionó los pabellones y se requisó todo tipo de objetos prohibidos como armas, pero también electrodomésticos.

Noboa, en un mensaje en su cuenta de la red X, felicitó a las fuerzas del orden por haber logrado la liberación de los rehenes en las cárceles de las provincias andinas de Azuay, Cañar, Cotopaxi, Tungurahua y Loja; así como en las costeras de El Oro y Esmeraldas.

Por ejemplo, en la cárcel de Turi, en Cuenca, Azuay, los miembros de las Fuerzas Armadas encontraron armas de largo alcance escondidas debajo de los pisos de la prisión. En la prisión de Esmeraldas, el más reciente reporte militar indicó que se decomisaron: seis armas de fuego, 18 alimentadoras, 1.464 municiones, nueve explosivos, USD 2.900 en efectivo, 81 celulares y 63 armas blancas.

En la cárcel de Machala, provincia de El Oro, en la intervención realizada por las fuerzas militares y policiales se requisaron: dos fusiles, seis pistolas, dos revólveres, 10 bloques de droga, tres chalecos antibalas, dinero en efectivo, armas cortopunzantes y dispositivos electrónicos. En la cárcel de la provincia de Cañar, los elementos retenidos fueron: armas de largo alcance, cinco pistolas, doce alimentadoras, 760 municiones diferente calibre y 15.500 gramos de droga.

Entre el 9 y el 14 de enero, los agentes de seguridad han ejecutado 12.974 operativos que han resultado en la detención de 1.327 personas, de las cuales 143 serán procesados por terrorismo. Cinco terroristas fueron abatidos, dos policías murieron en el cumplimiento de sus funciones y 11 policías secuestrados fueron liberados.

Militares realizan operaciones en las calles

Desde que Daniel Noboa decretó el conflicto armado interno y el estado de excepción, alrededor de 40.000 efectivos militares ejecutan operaciones para enfrentar a la amenaza terrorista. En las calles del país se observan operaciones de control, especialmente en barrios considerados como conflictivos.

El último sábado, Infobae participó en el patrullaje móvil que realizó un equipo de combate del Ejército ecuatoriano en dos sectores del sur de Quito. Los militares buscan objetos ilícitos y a miembros de los 22 grupos criminales que fueron declarados como terroristas y actores no estatales beligerantes.

Los patrullajes móviles consisten en el desplazamiento de los militares por diversas zonas. Los miembros de las Fuerzas Armadas portan cascos, chalecos antibalas y armamento militar. Al llegar al punto donde se ejecutará la operación, el comandante a cargo distribuye a los efectivos. Cuando se realizan inspecciones a vehículos, los soldados informan sobre el procedimiento y piden a los ocupantes de los autos que salgan de estos para cachearlos. Algo similar ocurre cuando el patrullaje es a pie y se pide a los transeúntes que se detengan para la revisión, que incluye la presentación de sus documentos de identidad.

Los ciudadanos que observaron el patrullaje en los puntos visitados contaron a Infobae que se siente más seguros con los efectivos de las Fuerzas Armadas en las calles: “Ya era hora que salgan”, dijo una señora que se acercó a los comandos para entregarles caramelos como agradecimiento a su labor.

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