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Submarino perdido: detectan ruidos y alertan que se agotan las horas de oxígeno para los tripulantes

El sumergible «Titán» perdió contacto con la superficie menos de dos horas después del descenso. El equipo de rescate advirtió que «es un caso muy difícil» y que siguen trabajando junto con la Guardia Costera de Canadá.

Los equipos de rescate que buscan el submarino que exploraba los restos del Titanic en el océano Atlántico detectaron un ruido bajo el agua cuyo origen todavía «no se conoce» y remarcaron que están poniendo «todos los recursos disponibles» para hallarlo, ya que según los cálculos proporcionados por la empresa operadora los cinco ocupantes tienen alrededor de 15 horas de oxígeno disponible.

«El operador había informado que tenía 96 horas disponibles de oxígeno, pero eso es muy difícil de calcular porque está basado en el número de ocupantes y su consumo. Siguiendo estos cálculos, quedan alrededor de 15 horas, que se cumplirían mañana por la mañana», aseguró horas atrás el jefe de la Guardia Costera de Estados Unidos, John Mauger, a la cadena CBS News y agregó que «vamos a poner a disposición todos los recursos disponibles en esta búsqueda».

La zona donde están los restos del transatlántico está llena de metal y otros objetos, recordó Mauger. «Por eso es tan importante que tengamos a expertos de la Marina que entienden la ciencia detrás de los ruidos y pueden clasificarlos y ofrecernos información sobre qué los origina», explicó.

Desde la península de Cape Cod, en Massachusetts, Mauger aseguró que «es un caso muy difícil». El funcionario afirmó que se está trabajando «muy duro» bajo un comando unificado con la Armada de Estados Unidos, la Guardia Costera de Canadá y con el sector privado, y alegó que la búsqueda es compleja porque «sucedió en un lugar muy remoto, lejos de la costa».

En tanto, desde la Guardia Costera de Estados Unidos admitieron que por el momento «no se conoce el origen del ruido» detectado durante las operaciones para tratar de localizar el sumergible «Titán», operado por OceanGate Expeditions, que comenzó su descenso el domingo y perdió contacto con la superficie menos de dos horas después, según las autoridades.

«El avión canadiense P-3 detectó ruidos bajo el agua en el área de búsqueda. Como resultado, las operaciones del ROV (vehículo operado en remoto según siglas en inglés) se reubicaron en un intento de explorar el origen de los ruidos», aseguró el Primer Distrito de la Guardia Costera de Estados Unidos en su cuenta de Twitter. Las pericias «arrojaron resultados negativos, pero continúan», añadió esta división marítima militar.

Por su parte, el portavoz del servicio de Guardacostas estadounidense, el capitán Jamie Frederick, dijo a la prensa: «No sabemos qué son los ruidos» escuchados el martes y el miércoles, y pidió mantenerse «optimistas y esperanzados» de encontrar con vida a los tripulantes.

Cinco barcos, a los que se sumarán otros cinco en las próximas horas, dotados con sónares y equipos de punta, están peinando una superficie de unos 20.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de El Salvador, y a una profundidad de casi cuatro kilómetros, mientras, desde el aire, varios aviones surcan el cielo en busca de cualquier rastro del sumergible.

El Pentágono, Departamento de Defensa de Estados Unidos, anunció a su vez el envío de un tercer avión C-130 y tres C-17 que se sumará a los ya operativos, mientras que un robot submarino enviado por el Instituto Oceanográfico Francés se incorporará hoy a la búsqueda, consignó la agencia de noticias AFP.

La Marina Real canadiense envió un buque con cámara hiperbárica a bordo y expertos con asistencia médica, que se suma a otro navío del servicio de guardacostas equipado con instrumentos de sonar avanzados. Otros dos se dirigen al lugar, según las autoridades de ese país.

La compañía Horizon Maritime, propietaria del Polar Prince, el barco que lanzó el sumergible, también está enviando otro buque con equipo de búsqueda en aguas profundas.

Los rescatistas estiman que a los pasajeros a bordo del sumergible les queda menos de 24 horas de oxígeno de las 96 horas de aire de emergencia que contiene la nave.

Los tripulantes y la nave

En el Titán viajan el millonario británico Hamish Harding, presidente de la compañía Action Aviation; el paquistaní Shahzada Dawood, vicepresidente de la empresa Engro, y su hijo Suleman; el explorador francés Paul-Henri Nargeolet -conocido como «Mr Titanic»- y Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions, la compañía que opera el sumergible.

Alistair Greig, profesor de ingeniería marina en el University College London, baraja dos hipótesis sobre el paradero del Titán. La nave podría haber sufrido un problema eléctrico o de comunicaciones, lo que no le hubiera impedido subir a la superficie y la otra es que el casco estuviera dañado, con lo que las esperanzas de encontrar a los cinco pasajeros vivos se disiparían.

En los últimos días salió a la luz un informe sobre las deficiencias de la seguridad de la nave. El exdirector de operaciones marinas de OceanGate Expeditions, la empresa fabricante, David Lochridge, despedido por haber cuestionado la seguridad del Titán, mencionó en una demanda judicial el «diseño experimental y no probado» del sumergible.

El sumergible de unos 6,7 metros de longitud y 2,8 de ancho, puede alcanzar una velocidad de 5,5 kilómetros por hora y descender hasta los 4.000 metros.

A unos 3.800 metros de profundidad se encuentran, en tanto, los restos del Titanic, sitio al que se dirigía el submarino. Este tipo de sumergibles cuentan con una tripulación muy reducida o directamente son dirigidos a distancia, y utilizados usualmente para la investigación científica o exploración del fondo marino.

Sin embargo, crece la demanda turística de este tipo de expedición, cuyo valor ronda los 250.00 dólares.

El Titanic zarpó del puerto inglés de Southampton el 10 de abril de 1912 para un viaje inaugural rumbo a Nueva York, pero naufragó tras chocar contra un iceberg cinco días después. De los 2.224 pasajeros y tripulantes que viajaban a bordo, fallecieron casi 1.500.

Los restos del transatlántico fueron descubiertos en 1985 a 650 kilómetros de la costa canadiense, a una profundidad de 4.000 metros en aguas internacionales del océano Atlántico. Desde entonces, visitan el área buscadores de tesoros y turistas.

Fuente: Télam

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