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«Sentí como si me hubiera apagado», la pesadilla que vivió el periodista Guillermo Panizza en pleno vuelo

El periodista de Telefe Noticias relató lo sufrido cuando comenzaba sus vacaciones. Se descompuso a las pocas horas del despegue del avión, que debió aterrizar de emergencia en Bolivia. Una madrugada dramática en la que «volví a nacer».

El periodista de Telefe Noticias Guillermo Panizza viajaba de vacaciones junto a su familia cuando se descompensó. Convulsiones, dolor de pecho y mucho miedo. En pleno vuelo debió ser asistido de urgencia y el avión de Aerolíneas Argentinas debió aterrizar de emergencia en Bolivia para trasladarlo a una clínica de Santa Cruz de la Sierra.

Desde la tranquilidad de su casa tras varios días de inquietud, Panizza relató el dramático episodio en el que sufrió un síncope convulsivo que lo tuvo en terapia intensiva primero y en intermedia después. El viernes 25 de julio pudo regresar al país y, mientras continúa con su recuperación, dedicó unas conmovedoras palabras a su familia y médicos describiendo lo sucedido en su sitio web https://guillermopanizza.com.ar/.

Guille contó que todo marchaba con normalidad hasta que todo se descontroló de un instante al otro: «Habrán pasado poco más de tres horas cuando, dormitando, empiezo a tener sensaciones extrañas. Mucho calor, palpitaciones, náuseas. En pocos segundos, sentí como si me hubiera apagado, todo se puso negro, no puedo calcular cuánto tiempo, los recuerdos desde ese momento se tornan difusos».

Mis movimientos convulsivos y los gritos despertaron a Giselle, mi pareja, y desde acá toda la referencia a la situación parte de su relato. El pedido de ayuda, un pasajero a mi lado que asiste -luego supe que era conocido de Rodhy Barili-, la desesperación de mis hijas, dos médicos que acuden a mi asistencia. Me quejaba de un fuerte dolor en el pecho, me faltaba el aire. Atentas y eficaces, las azafatas acercan un tubo de oxígeno. Dos pasajeros médicos ordenaban el panorama e intentaban tomar una decisión. Personal de a bordo pide la presencia del comandante: había que resolver».

En su texto, el periodista contó que su vida se salvó gracias a la intervención de dos médicos que estaban en el avión: «Erik Manuel Cabrera Castedo es un reconocido neurocirujano recibido en la UBA; Sergio Papier un prestigioso especialista en medicina reproductiva. Los dos acudieron de inmediato al llamado de las azafatas. Los dos me asistieron, contuvieron a mi familia, nos ayudaron en la urgencia. Fueron ángeles de la guarda, apariciones benditas en un momento dramático. Un Dios aparte que ellos viajaran en el mismo vuelo y acudieran como lo hicieron, solidarios, ejemplares, enalteciendo su profesión, poniendo sobre todo el valor de ayudar a los demás».

«Erik no dudó en pedir el aterrizaje de emergencia en el aeropuerto más cercano. El médico boliviano estampó su firma y aportó su matrícula profesional para avalar el aterrizaje. Los pilotos de Aerolíneas pusieron todo lo suyo: acabábamos de pasar Santa Cruz de la Sierra – Bolivia -, dispusieron el giro en 180 grados, pidieron prioridad a la torre de control y en solo 15 minutos lograron aterrizarme».

«Me dolía el pecho y me faltaba el aire. Cuentan que mi hija menor lloraba desconsolada y la mayor se descompuso. Estaban en shock. Aterrizamos. No tengo mucha noción del tiempo. Sí supe que Erik le dijo a Gise que me lleven “sí o sí” a la Clínica de las Américas, la más cercana al aeropuerto. Ella me acompañó en la ambulancia, mis hijas detrás en un taxi gestionado por el personal de Aerolíneas Argentinas, con las cuatro valijas de mano. A la situación desesperante se le agregaba la incertidumbre de encontrarnos en un país extranjero».

VOLVER A NACER

«4:32 de la madrugada del martes 23 de julio mi nueva fecha de cumpleaños», relató Panizza, que siguió con el agradecimiento a los especialistas por su rápido y valioso accionar: «No me alcanzarán los días para agradecerles a los doctores Erik y Sergio: humanos, empáticos y muy comprometidos. Por si faltaba algo para poner en valor su acción, los dos quisieron averiguar cómo me encontraba desde sus lugares de veraneo. Ubicaron a mis hijas por redes sociales y preguntaron diariamente por mi evolución. Otra casualidad increíble: Sergio Papier es amigo de Ana, hermana de mi amigo y compañero Rodolfo Sbrissa. Gratitud eterna para ellos. Y no puedo seguir escribiendo sobre ellos porque me vuelvo a emocionar, una vez más».

OPERATIVO REGRESO

«La cadena de “casualidades” fue increíble. Pude enterarme días después que Diana Deglauy, que viajaba en el mismo avión con su familia, vio mi traslado en silla de ruedas y con tubo de oxígeno y dio aviso a nuestro amigo en común Marcelo Dellisola. Lo hizo desde la forzada escala en Santa Cruz de la Sierra dejándole un mensaje de voz. Marcelo, camarógrafo madrugador del noticiero, jugó un papel fundamental en pedir ayuda en Buenos Aires para tener más soporte y contención. A las 7 de la mañana ya estaba avisado mi jefe, Roberto Mayo, que se mantuvo online con Gise durante los cinco días de internación para colaborar, aportar, informar, contener y ayudar a resolver cada detalle de los procedimientos que se iban cumplimentando. Con su enorme capacidad de gestión, entre otras acciones, estableció contacto con Ramiro Lascano, el cónsul argentino en Santa Cruz de la Sierra. Gracias a su generosidad y predisposición mi familia encontró las respuestas que necesitaba para atravesar la situación en tierra desconocida. Nuestra entrañable amiga Valeria se ocupó de sostener a Gise, haciendo de nexo con todos nuestros amigos y compañeros de trabajo, a quienes lamentablemente preocupamos con esta situación inesperada.

El gracias a todos ellos será eterno también».

REGRESO A CASA

«Nada como estar en casa, después de tantos estudios y temores, después de esos 5 días de incertidumbre, tratando de determinar qué pudo producir un “síncope convulsivo”, posiblemente por una arritmia según los médicos de Santa Cruz de la Sierra. A los médicos de la Clínica de Las Américas, mi reconocimiento será para toda la vida.

«Los exámenes son alentadores, todo parece ir bien y después de seguir la internación en Buenos Aires, ya estoy en casa con el susto y los pensamientos positivos que deja todo lo que pasó durante las ‘vacaciones’ en la clínica. Afortunado por contar con una familia como la que tengo. Afortunado por esa increíble cadena de casualidades que permitieron una rápida atención, en el vuelo y en las clínicas».

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