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Rodas: “dimos un gran paso para eliminar definitivamente la fe de vida en jubilados y jubiladas”

Los jubilados y pensionados quedan eximidos de la obligación de presentar la declaración de supervivencia o fe de vida, así como cualquier trámite complementario, quedando sin efecto toda demostración de subsistencia como condición para el cobro de sus haberes y demás beneficios previsionales. Las entidades financieras en coordinación con el Estado Nacional, asumirán este rol para evitar burocracia innecesaria.

El senador Antonio Rodas, autor de la iniciativa, se refirió a la media sanción unánime ocurrida ayer en la Cámara Alta “esta iniciativa es de vital importancia para las personas mayores que mes a mes tienen la enorme carga de acreditar su supervivencia en las distintas entidades donde cobran sus haberes”.

“El proyecto fue trabajado y consensuado entre varios de los senadores, estuvimos en permanente comunicación con la Anses para avanzar con la mayor celeridad posible en su tratamiento ” destacó.

Detalló que “el trámite de fe de vida acarrea una pesada carga psicológica a nuestros adultos mayores a quienes se les exige que acrediten su existencia, machacando en ellos la idea de su propia muerte porque sino el sistema dará por hecho su deceso, como si de un mero dato estadístico se tratara”.

El senador nacional por el Chaco, remarcó que “nadie puede retener el cobro de haberes jubilatorios porque atenta contra el derecho de propiedad   “toda persona mayor tiene derecho al uso y goce de sus bienes y a no ser privada de estos por motivos de edad…” (Convención Interamericana de los Derechos Humanos de las Personas Mayores – Ley 27.360 -)”

“Además es completamente irrazonable que 7 millones de usuarios deban subrogar una tarea que corresponde al sistema bancario en interacción con las entidades públicas pertinentes”, agregó.

Y denunció que “Es inhumano someter a los ancianos a largas colas de espera a la intemperie, obligarlos a utilizar sistemas informáticos es sus dispositivos celulares que raras veces funcionan, y lo peor de todo, desconocer que muchos de ellos carecen de las facilidades que existen en grandes urbes. en el interior profundo la tarea se hace aún más compleja”.

Concluyó diciendo “Una sociedad para todos y todas implica una sociedad sin discriminación por motivos de edad, una sociedad en la que cada persona tenga la oportunidad de realizarse libremente y de llevar una vida digna y satisfactoria”.

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