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River, un mal partido y un buen empate

Partamos de una base, que, en general, es lo que termina siendo determinante en cada presentación del equipo de Gallardo: River tiene un problema estructural y después tiene problemas puntuales. El estructural: no fortaleció como en otras líneas al mediocampo, es ostensible la diferencia que hay en nombres allí. Los puntuales: hay nombres propios que no hay modo que den la talla con el correr de los partidos, no funcionan, no rinden. Esta situación, al calor de los partidos cada vez mÔs decisivos de Copa, termina generando que River sufra en muchos pasajes de los juegos.

Colo Colo no lo sometió a River, ni mucho menos. No le llegó demasiado, no lo doblegó con llegadas. Pero sí fue mÔs y sí debió haber sido el ganador del partido, de haber habido uno. Esto se dio porque el equipo sufre cuando Kranevitter (de buen comienzo) decrece en su rendimiento, porque Simón alterna buenas decisiones con malas ejecuciones, porque Nacho lucha mÔs de lo que juega, y lucha teniendo mÔs edad que antes, porque Meza a veces no logra sincronizar con los otros medios, porque Echeverri tiene partidos como éste, donde rebota todas las pelotas mal, no logra sacarse un hombre de encima y pierde demasiadas pelotas. Curioso lo del Diablito, su ida en fade hacia Europa no estÔ dejando mÔs que aislados chispazos de su talento, poco mÔs.

Lo que hay en el banco tampoco es una solución, estÔ claro, Villagra ingresa y no aporta nada aún y Fonseca, bueno, es lo que hay. Cuando dijimos que River hizo bien en traer jerarquía en lo defensivo (necesitaba un capitÔn y dueño del fondo y dos laterales de fuste) era porque este tipo de partidos se sostienen en jugadores de este talante, que son los que, en definitiva, te sostienen un resultado. En Armani, Pezzella y el Huevo Acuña recayó la responsabilidad de que River se trajera un buen punto de Santiago.

Claro, falta mencionar a un jugador en la defensa, merece un pequeño pÔrrafo aparte Paulo Díaz, quien es, siempre, un arma de doble filo. Paulo es bueno, la gente lo quiere, en general no falla. Pero, no es confiable. A pesar de contar con muy buenas actuaciones y ser incluso incuestionable titular, comete errores infantiles futbolísticos, con un amplio registro de cagadas en su haber, y comete también errores infantiles extra futbolísticos, que terminan siendo decisivos, porque perjudican al equipo. En este caso, Paulo discute con un rival, lleva la poca viveza al extremo y es expulsado correctamente por el Ôrbitro. En esa jugada, córner a favor a los 90 minutos, no piensa, se deja llevar e incurre en la torpeza absoluta, lo cual lo lleva a perderse el partido de vuelta. Su ausencia, ademÔs, implica la casi segura participación de Leandro GonzÔlez Pirez, alguien que tampoco posee un buen registro de confiabilidad en partidos de Libertadores. Veremos qué sucede, pero este tipo de acciones son las que explican por qué Paulo, jugador con condiciones de sobra, no da el salto europeo.

El anƔlisis de Gallardo despuƩs del empate de River ante Colo ColoEl anƔlisis de Gallardo despuƩs del empate de River ante Colo Colo
River no jugó bien pero se trajo un buen punto. ¿Lo firmÔbamos antes? Seguro que sí. Pero, viendo cómo obtuvo la ventaja, gol de impacto por el momento de Pezzella, no pudo aprovechar esa ventaja. La segunda etapa, ademÔs, fue la mÔs floja del equipo, donde casi no llegó y donde tuvo, ademÔs de la flojisima actuación del Diablito, a un Borja perdido, irresoluto, sin presencia de ninguna índole. Aun en este panorama, River fue superado pero no avasallado. Y, a pesar de la impericia de algunos jugadores, pudo apoyarse en la experiencia de los otros, los que, ademÔs, son grandes futbolistas y ganadores, pudo traerse un resultado que no estÔ tan mal. SerÔ en el Monumental, donde el Millo, con su gente, intente cerrar la serie como sabe y puede hacerlo: llevando por delante a su rival.

En el medio estÔ Boca. ¿Qué tiene que hacer River en ese partido? Gallardo sabrÔ. QuizÔs sea un mix de titulares y suplentes, quizÔs sean todos titulares, quizÔs sean todos suplentes. Lo que sí tiene que pasar es que presente, juegue quien juegue, un equipo lo suficientemente preparado como para plantarse en ese territorio, también hostil, y sacar un buen resultado, que estarÔ dado de acuerdo al contexto del juego. Es un partido inoportuno, estÔ claro, porque River tendrÔ puesta la cabeza en el siguiente martes. Pero, a su vez, es un partido con el suficiente peso como para no descuidarlo con jugadores que todavía no han podido darse cuenta la camiseta que lucen.

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