Policiales

Retomaron las excavaciones para encontrar los cadáveres de la familia Gill, desaparecida hace 20 años

La búsqueda de la familia Gill continúa siendo una tarea de suma importancia para la gobernación de Entre Rios y así aclarar los motivos de su desaparición. La última vez que se los vio con vida fue en enero del 2002, en un velorio.

La desaparición de la familia Gill hace ya 20 años atrás, integrada por un matrimonio y sus cuatro hijos, continúa siendo un misterio para la provincia de Entre Ríos. Por tal motivo, la Justicia de la región y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) dieron el visto bueno para dar inicio a las excavaciones, a partir de nuevos testigos que perdieron «el miedo» a hablar.

El enigmático acontecimiento tiene lugar en un campo situado en Nogoyá, la ciudad entrerriana que vio por última vez a la familia con vida, en el año 2002. El equipo de investigación activó el protocolo de búsqueda para encontrar los restos de José Rubén «Mencho» Gill (56); su esposa, Margarita Norma Gallegos (26); y el conjunto de sus hijos, con Ofelia (12), Osvaldo José (9), Sofía Margarita (6) y Carlos Daniel (2).

La familia Gill trabajaba en la estancia «La Candelaria», el pueblo de Crucecita Séptima, respondiendo a las órdenes de su capataz, Alfonso Goette, fallecido en el año 2016. Según la versión de nuevos testigos que aportaron datos al «perder el miedo a hablar», el mayoral de campo actuó de forma agresiva luego de que Gill perdiera la paciencia y se quejara por cavar pozos. En 2017, otra persona anónima había declarado la misma interpretación.

 

El juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, tomó en cuenta las recientes revelaciones para actuar en la causa, que desde el 2018 pusieron en marcha el plan de búsqueda pero que luego quedó pausada hasta el día de hoy. El proceso quedó enmarcado como «averiguación de paradero» de la familia Gill, y desde ese entonces diagramaron, en base a fotos y videos de la estancia, los terrenos que podían ser inspeccionados.

 

Este martes comenzó el trabajo de excavación bajo la inspección del antropólogo Juan Nóbile, y la colaboración de la delegación gubernamental de Entre Ríos, con maquinarias pertenecientes a la Dirección Provincial de Vialidad (DPV).

 

El reconocimiento del terreno «Campo del Abasto» fracasó ya que no pudieron encontrar ningún rastro de los restos de la familia, y aparentemente sería el último trabajo de investigación, según el juez Acosta, ya que los testigos que declararon bajo anonimato eran la última fuente de atestiguación.

El fiscal de la causa que investiga los hechos, Federico Uriburu, afirmó que la búsqueda de la familia desaparecida misteriosamente en 2002 «siempre siguió en pie», y según los testigos que le confiaron su palabra, los seis integrantes murieron asesinados y enterrados en el campo.

 

En base a la última hipótesis, Uriburu hizo mención del carácter del capataz Goette al afirmar que el difunto tenía «un temperamento muy fuerte, y muy temido». La denuncia de la desaparición de la familia se hizo en agosto del 2002, siete meses después de su última aparición con vida, en enero de ese año, en un velorio en el pueblo entrerriano de Viale.

 

Vale mencionar que el Ministerio de Seguridad de la Nación dispuso de un monto total de $9 millones de pesos como recompensa para quien aporte datos verificables. Sin embargo, el expediente 350/02 del organismo continúa detenido por falta de datos claves

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.