El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, destaca la baja del déficit fiscal como eje del cambio de expectativas que posibilitó frenar la escalada de los precios de los primeros meses de este año.
“De la mano de las expectativas fiscales, se han anclado las inflacionarias”, explica.
Según datos oficiales, en los últimos veinte años el BCRA proveyó financiamiento monetario al Tesoro todos los años, inclusive en los de superávit primario.
Por eso, para seguir bajando el costo de vida en lo queda del 2024, la estrategia será seguir esta vía de restricción monetaria, hacer que el Tesoro siga contribuyendo con mejoras del balance del BCRA y sostener el esquema contractivo de la oferta de dinero.
La prioridad del ministro de Economía, Luis Caputo, para los próximos meses será lograr un descenso de la inflación lo más cercano posible al 2% mensual.
Con ese objetivo, el Gobierno está dispuesto a agilizar el proceso de importaciones de distintos rubros, algo que hasta ahora no sucedió ante la falta de dólares en la economía.
En mucho ayuda a esa estrategia el buen resultado del blanqueo de capitales, que superó los pronósticos y ya aumentó en casi u$s 14.000 millones los depósitos en los bancos. Se confirma así el pronóstico de que “los dólares van a sobrar”, que venía realizando el equipo económico.
En el marco de esa estrategia, el gobierno está dispuesto a seguir abriendo importaciones, a pesar de que las reservas netas del Banco Central están en terreno negativo.
Las grandes cadenas de supermercados tuvieron señales oficiales de que tienen vía libre para adquirir en el exterior productos que encuentren más baratos para forzar una mayor competencia en las góndolas.
Caputo necesita que los precios vayan confluyendo al «crawling peg» del 2% mensual, porque de lo contrario continuarán las presiones sobre el costo de vida.
En este contexto, el economista Ricardo Arriazu estimó que la la tasa de inflación irá convergiendo hacia la de devaluación del 2% mensual. Incluso, dijo que eso ya se puede comprobar en el caso de la inflación mayorista. Incluso, Arriazu señaló que para bajar aún más el costo de vida hay que reducir la tasa de devaluación.
El especialista, de buena sintonía con el presidente Javier Milei, recomendó ir levantando el cepo de a poco para en algún momento del 2025 “abrir todo y dejar que hagan lo que quiera” el mercado.
Para que el esquema cierre hace falta responsabilidad fiscal, señaló el economista Gustavo Cañonero, quien dijo que el gobierno buscará mantener a raya el gasto al menos hasta las elecciones de octubre de 2025.
Según Cañonero, el gobierno podrá perforar el 3,5% de inflación mensual, aunque advirtió sobre los ajustes de precios relativos pendientes, en alusión a las tarifas.
También consideró necesaria una salida “gradual del cepo”, flexibilizando las normas para la compra de dólares de atesoramiento, que pueden tener nulo impacto en el balance general y puede dar pistas sobre cuál sería el precio que le estaría dando el mercado.
En el marco de la estrategia para seguir descomprimiendo los precios, el Gobierno buscará desregular el mercado de medicamentos, para que sea más fácil importarlos.
La estrategia incluye incentivar las compras al exterior por parte de las provincias, pero los laboratorios locales advierten por los riesgos para la salud.
Sería un camino similar al que se sigue con los alimentos y bebidas. En el Gobierno siguen con atención el dato de que octubre comenzó con una suba de precios en los alimentos y las bebidas en las principales cadenas de supermercados.
Subieron 1,5% en la segunda semana de octubre, lo que representa la mayor alza de las últimas cinco semanas. Implica una aceleración de 1,3 puntos con respecto a los primeros siete días de octubre y un aumento promedio mensual de 2,2%, según la consultora Labour Capital & Growth (LCG).
Esta entidad mide la evolución de precios de 8.000 referencias en cinco supermercados de la Ciudad de Buenos Aires. Bebidas, comidas listas y azúcar fueron los artículos que más aumentaron, con un alza de 8,3%, 3% y 2,5%, respectivamente. Le siguieron panificados con 1,4% y aceites con 0,7%.
Los datos coinciden con los relevados por la consultora LCG, al advertir que hay más precios que están subiendo este mes, que en septiembre.
Igual, sigue habiendo expectativas que el costo de vida de octubre se ubique por debajo del 3,5% de septiembre, aunque las dudas persisten sobre si se podrá quebrar el piso del 3%, como espera el Gobierno.
Para los especialistas, si persiste el ancla fiscal y la economía se recupera, en 2025 la inflación podría acercarse al 30% anual, con índices mensuales de entre 1% y 2% para la segunda mitad de 2025, lo cual estaría lejos del 18% estimado en el Presupuesto.
Para la consultora C&T, los precios en Gran Buenos Aires (GBA) muestran una moderación en lo que va de octubre, gracias a los menores ajustes en servicios públicos y las bajas de algunos alimentos (verduras) y bebidas (alcohólicas). Proyectan una inflación del 3% para este mes.
En la misma línea, el Relevamiento de Precios Minoristas (RPM) de la consultora EcoGo prevé que octubre cerrará con 3,1%, aunque aclaró que “el dato es preliminar y está sujeto a modificaciones”.
Con estos datos alentadores, la estrategia de Caputo será continuar dando señales al mercado de que el equilibrio fiscal llegó para quedarse y que la emisión monetaria cero se repetirá de acá a fin de año.
Milei avala totalmente esa estrategia, porque considera que haber bajado la inflación es un capital político de alto calibre que le servirán como munición gruesa para la gran pelea política del año próximo, las elecciones en la provincia de Buenos Aires, donde espera vencer al kirchnerismo y sumar gran cantidad de legisladores al por ahora anémico bloque libertario.