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Nuevos ataques rusos alimentan la chance de un reacomodamiento de tropas, más que retirada

Rusia lanzó este jueves más ataques en Ucrania en vísperas de nuevas conversaciones de paz, mientras el Gobierno ucraniano y la OTAN consideran que no hay retirada de tropas de parte de Moscú, sino un reacomodamiento para redoblar la ofensiva en la región oriental que declaró objetivo central de la próxima fase de la ofensiva.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que Ucrania estaba notando «un refuerzo de las tropas rusas para nuevos ataques en el Donbass” y remarcó que sus fuerzas estaban “preparadas” para esa etapa.

También este jueves, una caravana de colectivos se dirigía a Mariupol, ubicada en el Donbass, para otro intento de evacuar el viernes a civiles de esa ciudad del sureste de Ucrania que el Ejército ruso mantiene sitiada desde fines del mes pasado.

Luego de que Rusia declarara una tregua en esa zona, la Cruz Roja dijo que sus equipos habían salido hacia Mariupol con ayuda humanitaria y que esperaba poder comenzar con las evacuaciones este viernes.

Intentos previos de establecer «corredores humanitarios» o rutas seguras para evacuar Mariupol fracasaron en medio de bombardeos. La ciudad es de las que resultó más destruídas por los combates, y sus autoridades han reportado miles de muertos.

Las fuerzas rusas, en tanto, bombardearon y libraban combates en localidades del conurbano de la norteña Kiev, la capital de Ucrania, que el Ejército local dijo haber recuperado días atrás, informó el gobernador de la provincia de Kiev.

El miércoles, una ola de ataques rusos en zonas de Ucrania donde el Gobierno del presidente Vladimir Putin había prometido reducir operaciones militares para facilitar conversaciones de paz redujo esperanzas de que el fin del conflicto estuviera finalmente a la vista.

Se estima que miles de personas, tanto civiles como militares, murieron en el conflicto, que este jueves cumple cinco semanas. La cifra de personas que escapó de Ucrania por la guerra superó el miércoles los 4 millones.

El Ministerio de Defensa ruso informó, además, de nuevos bombardeos en Ucrania contra depósitos de combustible, y autoridades ucranianas denunciaron ataques de artillería contra la ciudad de Jarkov, en el noreste del país, en las últimas 24 horas.

Pese a que los combates arrecian en esas zonas, el Ejército ruso declaró una tregua en la ruta que va de Mariupol a la ciudad de Zaporiyia, que está bajo control de Ucrania, este jueves por la mañana para permitir la evacuación de civiles de la primera localidad. Hasta ahora, los civiles solo podían salir de la ciudad en sus propios vehículos, un viaje de alto riesgo porque no se respetaron acuerdos sobre las evacuaciones.

Asediada y bajo intensos bombardeos, Mariupol está sin agua, luz ni calefacción y casi sin alimentos y medicamentos. El alcalde que abandonó la ciudad la semana pasada, dijo que unas 160.000 personas seguían atrapadas en la ciudad, que antes de la guerra tenía una población de 430.000.

«Por razones logísticas y de seguridad, estaremos preparados para dirigir las operaciones mañana viernes, siempre que todas las partes se pongan de acuerdo sobre los términos exactos, incluyendo la ruta, la hora de inicio y la duración», señaló una nota de la Cruz Roja.

Mientras, las conversaciones bilaterales para tratar de poner fin al conflicto se retomarán el viernes por video, dijo este jueves el negociador ucraniano David Arajamia.

Y el jefe de la diplomacia turca, Mevlüt Cavusoglu, anunció discusiones sobre un posible encuentro entre los cancilleres Serguéi Lavrov y Dmitro Kuleba, «en una o dos semanas», con la misma Turquía como sede probable.

Esta semana, durante las negociaciones en persona en Estambul, Turquía, Ucrania presentó propuestas para un acuerdo de paz con Rusia, incluyendo renunciar a su ingreso a la OTAN, la alianza militar liderada por Estados Unidos, tal como exige Moscú.

Rusia, por su parte, prometió reducir sus operaciones militares en Kiev y Chernigov para «aumentar la confianza» y crear las condiciones para más negociaciones.

Pero Zelenski, líderes occidentales y la OTAN reaccionaron con escepticismo, y, poco después, autoridades ucranianas denunciaron decenas de bombardeos rusos contra objetivos civiles en esas zonas.

Este jueves, el gobernador de la provincia de Chernigov, Viacheslav Chaus, dijo que las fuerzas rusas estaban «en movimiento», pero que quizás no se estuvieran retirando.

El gobernador de la provincia de Kiev, Olaxander Pavliuk, dijo en redes sociales que las fuerzas rusas bombardearon Irpin y Makariv, y que había fuertes combates en Gostomel, todas localidades de la periferia noroeste de la capital.

En Bruselas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que no se observaba la reducción de actividad militar prometida por Rusia en Ucrania sino más bien un reposicionamiento hacia el Donbass.

«Según nuestros datos de inteligencia, las unidades rusas no se están retirando sino que están reposicionándose. Rusia está tratando de reagrupar sus fuerzas, de reabastecer y de reforzar su ofensiva en la región del Donbass», declaró Stoltenberg a periodistas.

Y el presidente estadounidense, Joe Biden, se declaró «un poco escéptico» sobre esa supuesta retirada.

La semana pasada, Moscú anunció haber completado la primera etapa de su ofensiva en Ucrania y dijo que ahora se enfocaría en la «liberación» del Donbass, una región industrial fronteriza con Rusia en la que la mayoría de la población habla ruso.

Más de 14.000 personas murieron en el Donbass desde 2014, cuando tras un golpe de Estado en Kiev, milicias separatistas se alzaron en armas contra el nuevo Gobierno ucraniano en las dos provincias que integran la región, Lugansk y Donetsk.

De donde sí se están yendo las fuerzas rusas es de la central de Chernobil, según anunció la agencia nuclear de Ucrania, Energoatom, en confirmación a lo informado ayer por Estados Unidos.

Los efectivos rusos marchan «en dos columnas hacia la frontera» con Bielorrusia, precisó Energoatom en Instagram, y agregó que solo queda «un pequeño número» de soldados rusos en el lugar.

Fuera del campo de batalla, Rusia amplió la lista de personas de países de la Unión Europea (UE) que tienen prohibido el ingreso a su territorio en respuesta a las sanciones, informó la Cancillería rusa.

«En respuesta a las masivas sanciones unilaterales de la UE, y de acuerdo con el principio de reciprocidad, Rusia amplía de modo significativo la lista de representantes de los Estados miembros y de las instituciones europeas que tienen prohibida la entrada en el territorio», señala un comunicado.

Las sanciones se aplican a los máximos dirigentes del bloque, varios comisarios europeos y jefes de organismos militares «así como a la gran mayoría de diputados del Parlamento Europeo que promueven políticas antirrusas», agregó el texto del Ministerio ruso, informó la agencia de noticias Sputnik.

Esa medida fue en paralelo al anuncio de que todos los miembros de la UE deberán tener desde mañana cuentas en rublos para comprar gas ruso bajo amenaza de suspender sus contratos.

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