Marcela Acuña está depresiva e hizo saber que atentará contra su vida
La dirigente social Marcela Acuña (51) y su esposo Emerenciano Sena (60) están acusados de ser coautores del homicidio de Cecilia Strzyzowski (28), y el hijo César (19) de ser el presunto femicida. El matrimonio piquetero lleva 71 días detrás de rejas y con la prisión preventiva ratificada por el Juzgado de Garantías N°2 a cargo de Héctor Sandoval. La referente social que supo conocer las mieles del poder, atraviesa horas complicadas.
El heredero del «clan Sena» aguarda lo que sucederá el martes 22, cuando a las 11.30, la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de a conocer el fallo sobre su apelación y de los sindicados encubridores: Gustavo Melgarejo, Gustavo Obregón, Fabiana Álvarez y Griselda Reinoso.
Acuña pasó por todos los estados anímicos: fue una compulsiva redactora de cartas («El diario en prisión» ), filtró mediante su hermana Patricia una misiva para la opinión pública y estuvo 25 días de huelga de hambre. Formuló pedidos insólitos al Equipo Fiscal Especial (EFE), desde una peluquera para ella, otro para los policías, un espacio para hacer ejercicios veinte minutos, MP3, depiladora, libros, visitas más extensas, pero hay algo que la inquieta y no logra conseguir y la sume en un cuadro depresivo que alertó a las policías que la cuidan en la comisaría Sexta del barrio Santa Inés.
Tanto el bajón de la acusada de ser parte del plan para matar a su exnuera, que el EFE integrado por Jorge Cáceres Olivera, Jorge Gómez y Nelia Vázquez, siguen de cerca la evolución de la detenida y se ordenó en la tarde del sábado que una ambulancia del hospital Julio C. Perrando con un equipo de Salud Mental acuda hasta la dependencia policial para evaluar a la excandidata a intendenta del partido Socialistas Unidos.
Las dos llaveras del turno de la tarde noche, informaron a sus superiores lo que Acuña les hizo saber luego de finalizado el espacio de las visitas. La dirigente insiste en ver a su hijo que está alojado en el Complejo Penitenciario I de Villa Barberán y a su esposo Emerenciano, que tal cual informó NORTE, no será ubicado en esa cárcel por razones de seguridad y permanece en la comisaría Tercera.
Las dos cabos de la Policía del Chaco, reportaron antes de dejar sus turnos que Acuña está depresiva y fue muy clara: «Esta va a ser mi última visita que voy a recibir porque me voy a matar», habría advertido Acuña, quien en sus escritos ha responsabilizado del crimen a su hijo.
«Solo que mi hijo César diga la verdad de lo sucedido hará que podamos tener más expectativas de lograr la libertad. Siempre se supo que fue pasional y que mi hijo fue el responsable, no nosotros. ¿Será que el ser padres nos señala como criminales? ¿El ser piqueteros? O bien todo lo que hicimos denodadamente por la gente», expresó en una de las cartas.
Hace unos días, se conoció un mensaje extraído de las pericias a los celulares de ella y de Fabiana González, que estaba a cargo de la seguridad y de cada detalle y atención de lo que Marcela le pedía. «Tenemos hasta las 19.30 para sacar eso de mi casa», le dijo en una presunta referencia al cuerpo de la víctima que yacía en la «habitación 3», del domicilio de Santa María de Oro 1460, según reconstruyó el EFE liderado por Cáceres Olivera.
Atendiendo el peligro latente de autolesión, se reforzaron las medidas de seguridad de la interna Acuña, quien cada día está más inestable y esto, preocupa a las autoridades de la dependencia policial y a los fiscales.