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Lula dijo que dialogará con quienes lo odian y Bolsonaro prometió que lo meterá preso

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, confirmado por dos nuevas encuestas como favorito para el balotaje del 30 de este mes, se mostró este jueves con un perfil dialoguista convocando a quien lo «odia» en la derecha para conversar, mientras el presidente Jair Bolsonaro mandó mensajes diferenciados: en un acto en la calle dijo que su rival iba a volver a la cárcel pero por TV pidió «perdón» a la población por sus exabruptos que ahuyentan votos.

En medio de la campaña en la que según el jefe del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, existe una «desinformación de segunda generación» con fake news entrando en los hogares y en los teléfonos de los electores, los candidatos buscaron apoyos regionales de cara a la segunda vuelta, luego de que Lula venciera con 48,4% a 43,3% a Bolsonaro el 2 de este mes.

Dos nuevas encuestas dieron vencedor a Lula: primero Quaest, del banco Genial, otorgó 54% a 46%, y Atlas, la que más acertó en la primera vuelta, exhibió un escenario ajustado: 52,4% a 47,6%.

Favorito, Lula mantuvo su agenda en el noreste, al apoyar a sus candidatos a gobernador en Sergipe y Alagoas.

Amo y señor desde 2003 de esa región, la más pobre del país, Lula aprovechó sus caminatas multitudinarias para recordar que Bolsonaro dijo el fin de semana que el PT vencía en el noreste debido a que había muchos analfabetos, un clásico comentario del racismo regional de San Pablo y Rio de Janeiro hacia la región más pobre del país.

Bolsonaro estuvo en Recife, capital de Pernambuco, noreste, el estado natal de Lula, donde empresarios y líderes evangelistas le habían preparado un gigantesco espacio pero acudieron menos de 1.000 personas.

Allí, el mandatario afirmó en la playa de Boa Viagem que Lula «va a volver a la cárcel»

«Él va a volver a la cárcel, sí va a volver, porque el lugar de un ladrón es en la cárcel», afirmó Bolsonaro en una alocución de nueve minutos.

Lula fue condenado por corrupción por el exjuez Sérgio Moro y estuvo preso 580 días, razón por la cual fue proscripto de las elecciones de 2018, que ganó Bolsonaro, pero el Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema) decidió anular los procesos debido a que hubo manipulación política de la causa por parte del magistrado y la fiscalía.

Bolsonaro habló del retorno de Lula a la cárcel mientras el público gritaba «Lula ladrón, su lugar es la prisión»

El STF determinó días atrás la suspensión de una propaganda de Bolsonaro que llamaba a Lula «presidiario» y «ladrón», ya que se trata de una calificación mentirosa porque todos los procesos en su contra fueron cerrados con absolución o nulidades.

Así como también suspendió la propaganda usada por el PT que indicaba que Bolsonaro admitió querer ejercer el canibalismo en 2013, en un video con el diario The New York Times.

«Comparen a un presidente que defiende el libre mercado y la libertad con otro que defiende un Estado opresor, un Estado corrupto», exhortó Bolsonaro, que anunció también la reducción de los aportes patronales para el área de la salud, destinados a las empresas de medicina privada.

En la televisión y vestido de blanco, sentado en un sofá, Bolsonaro pidió «humildemente perdón» en la propaganda electoral, con el objetivo de atraer a los indecisos que lo ven como un violento por la forma y el contenido.

Con Lula pasó algo parecido: en Aracajú, capital de Sergipe, se mostró dialoguista con los gobernadores y parlamentarios electos de la derecha y extrema derecha, y anunció que su objetivo es aumentar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, avanzar el salario por encima de la inflación y combatir el hambre y solucionar con un fondo las deudas de las familias más pobres.

«En la relación de Estado hacia Estado, todos serán bien tratados, hasta quien me odia, hasta el que dice que está en contra de mí, no hay problema; no quiero casarme con un gobernador, quiero gobernar y ayudar a tratar bien al pueblo que gobierna», afirmó Lula en Aracajú, capital de Sergipe, estado del noreste que tiene balotaje también para gobernador.

Lula recordó que dialogaba con la oposición cuando fue presidente entre 2003 y 2010 y puso de ejemplo la relación que tuvo con su candidato a vice, Geraldo Alckmin, antiguo rival que fue cuatro veces gobernador de San Pablo.

«Nunca se debe preguntar de qué partido es un interlocutor que fue elegido; el presidente no debe preguntar eso, pregunta cuál es el problema, porque el presidente debe gobernar para el pueblo, no para el gobernador», aseguró el líder del Partido de los Trabajadores.

Lo hizo al mismo tiempo que el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, asumió como jefe de campaña de Bolsonaro en ese estado clave donde venció Lula en la primera vuelta y es fundamental para la recuperación de votos del ultraderechista.

«Voy a dialogar con todos; un tipo que es de derecha tiene un voto que no vale menos que el voto de uno de izquierda», aseguró.

Pero más tarde, en la vecina Alagoas, en un acto en la capital regional, Maceió, Lula dio un paso que le puede costar algún tipo de apoyo en el electorado de centro o menos impermeable a las investigaciones judiciales.

Allí defendió al gobernador y candidato a la reelección Paulo Dantas, del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB), suspendido del cargo el lunes por orden del Superior Tribunal de Justicia (STJ, tercera instancia que juzga a los gobernadores) por un supuesto caso de desvío de dinero de cuando era legislador regional en 2019.

«Me huele mal tu condena, me hace acordar a lo que me hicieron a mi en 2018 para sacarme de la elección; vine acá y muchos me aconsejaron que no lo hiciera pero no se deja a un amigo en el camino, uno es inocente hasta que se pruebe lo contrario», afirmó Lula.

En un trecho de su discurso, Lula elogió al jefe político de Dantas, el senador Renan Calheiros, relator de la comisión sobre la pandemia en el Senado y afirmó que desea «ver en prisión» al diputado electo Eduardo Pazuello, general retirado y ministro de Salud de Bolsonaro durante la pandemia en la época en la que faltó oxígeno en Manaos y se pidieron coimas para comprar vacunas.

Todas estas situaciones serán puestas a prueba el domingo, en el primer debate del balotaje, en el canal Bandeirantes, donde ya confirmaron presidente el excapitán y el exmetalúrgico.

En Brasilia, la justicia electoral admitió al existencia de casos de patrones extorsionando a empleados para que voten a Bolsonaro. Pero el presidente del TSE, De Moraes, reveló que hay empresarios que están pidiendo a sus empleados que les entreguen los documentos para evitar que voten en el balotaje presidencial, además de que existen más de 170 casos de acoso electoral a los que patrones sometieron a trabajadores para evitar que voten a Lula.

«Hay que empleadores queriendo retener el documento de los empleados para que no puedan ir a votar; esto es delito común y delito electoral, y será combatido con la justicia del trabajo», afirmó Moraes a periodistas.

Mientras tanto, los tribunales no dan cuenta de las denuncias de fake news que circulan en las redes sociales en la campaña.

El juez comentó también que la campaña incorporó nuevas formas de desinformación.

«La desinformación de segunda generación mediante fake news es la manipulación de premisas verdaderas llegando a una conclusión falsa y la utilización de medios tradicionales para instalar una noticia falsa y a partir de eso replicar en las redes simulando ‘una noticia'», explicó.

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