«La marquinha perfecta»: las bikinis de cinta aislante conquistan Brasil
Erika Martins es la empresaria que impulsó la sexy moda en Río de Janeiro. Gana 17.000 dólares al mes
En la terraza de Erika Martins, Erika Bronze desde que instaló un spa-, una treintena de mujeres toman el sol a las 9 de la mañana de un lunes, antes de ir a trabajar. Su objetivo es conseguir una marquinha perfecta antes de que comience el verano. «La marca del bikini es muy sexy. A los hombres les encanta, se vuelven locos», asegura Juliana de Macedo, una cajera de supermercado de 24 años que irá directamente a trabajar después de este baño de sol, en diálogo con El Confidencial.
Erika Bronze aplica sobre el cuerpo de sus clientes un peculiar traje de baño muy conocido en la periferia de Río de Janeiro: el bikini de cinta aislante. «Tomar el sol en la terraza es algo típico para las mujeres que viven muy lejos de las playas. Usar el bikini de cinta aislante es un clásico. Todas las mujeres suburbanas lo han hecho alguna vez. Yo de pequeña no tenía dinero para comprarme un traje de baño. Entonces cogía a escondidas el rollo de cinta aislante de mi padre y me hacía el mío a medida», cuenta esta empresaria, que ha convertido su casa en un solárium.
«Con el tiempo, me enganché a la cinta aislante porque deja una marca perfecta, y mis amigas también. Un día me di cuenta de que podía ganar dinero con eso y monté un spa en la terraza de mi casa. Hoy atiendo a cerca de 30 mujeres por día, es decir, más de 200 por semana, y gano de media 55.000 reales netos mensuales (117.000 dólares). Para que te hagas una idea, el verano pasado recibí a cerca de 3.500 mujeres», asegura Erika con una sonrisa.
A musa leehalonso arrasando aqui na @ErikaBronze pele bronzeada em todas as estações #Primavera #verao #outono #inverno pic.twitter.com/DKOSSgtvB9
— Erika Bronze (@ErikaBronze) 24 de marzo de 2017
«Llevo más de 12 años con el solárium. El año pasado colgué un vídeo en Instagram y el día siguiente mi cuenta y mi Whatsapp se habían colapsado. Parecía que todo el mundo quería conocer el spa de Erika Bronze. Desde entonces, el negocio no ha parado de crecer», cuenta esta empresaria, que tiene a seis empleadas. Dos trabajan en recepción y las otras cuatro ofrecen asistencia a las chicas en la terrazas. Su tarea principal consiste en pasar el bronceador que la misma Erika ha desarrollado por los cuerpos tostados por el sol. Está hecho con manteca y urucum, un colorante natural usado en la gastronomía brasileña y conocido por sus propiedades diuréticas, antibacterianas y astringentes.