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La industria y usuarios cripto se reconfiguran ante la caída de más del 60% del precio

El mercado criptomonedas enfrenta una corrección de más del 60% desde noviembre, un escenario en el que tanto la industria como sus usuarios reconfiguran sus expectativas, y en el que la época de altos rendimientos parece haber dado paso a la supervivencia de proyectos con valor y no meramente especulativo, después de casi dos años de fuerte crecimiento y adopción.

La capitalización del mercado de todas las criptomonedas -incluido Bitcoin (BTC) y el resto de criptoactivos- alcanzó este fin de semana los US$ 1,06 billones, casi 65% que los US$ 3 billones que habían llegado a valer apenas ocho meses atrás.

El golpe más duro se lo llevan las llamadas altcoins -aquellas criptos que no son BTC- que caen 70, 80 y hasta 90% en los últimos meses, sobre todo los proyectos vinculados a finanzas descentralizadas (DeFi), juegos y NFTs (Token No Fungible, por sus iniciales en inglés).

La causa de este fenómeno radica en el fin de la política de «dinero fácil» que impulsaron los principales bancos centrales del mundo entre 2020 y 2021 para salir de la crisis del Covid-19, a lo que ahora se agrega la suba de precios de energía y alimentos en todo el mundo por la guerra entre Rusia y Ucrania.

El anuncio de subas de tasa de interés por parte de la Reserva Federal para frenar la escalada de precios -la más alta en 40 años- está afectando sobre todo la demanda de activos de riesgo, como las acciones de empresas tecnológicas o títulos de países emergentes. Sin embargo, el mercado cripto sufre por duplicado ante su falta de madurez.

La falta de fines de uso de las criptomonedas a nivel masivo y los problemas propios del ecosistema hacen que sean los activos más castigados por inversores.

Un evento bisagra en la confianza para las cripto ocurrió principios de mayo cuando, en sólo tres días, la blockchain de Terra colapsó por completo y se llevó consigo a cerca de US$ 50.000 millones invertidos en una cripto nativa (LUNA) y una stablecoin (UST) que, se suponía, debía mantener una paridad de uno a uno con el precio del dólar.

La combinación de una stablecoin que ofrecía un interés anual de 18% con un mecanismo de sustento de precio basado en el valor de mercado de LUNA -que llegó se la quinta criptomoneda de mayor valor capitalización entre más de 20.000- hizo que el día que fallara el mecanismo se desatara una crisis mayúscula que afectó a todo el ecosistema.

«El problema de DeFi es que si algo se puede romper, eventualmente lo va a hacer. Terra tenía un diseño económicamente malo, no escalable y no importó que fuera un proyecto tan grande. Cuando falló desapareció por completo», explicó a Télam Pablo Sabbatella, director y ‍fundador de Defy Education.

En Argentina, muchos usuarios que habían apostado -sin conocer o medir los riesgos- a una moneda «sin riesgo» que prometía retornos que no existen en el mercado se vieron afectados.

«El uso de las stablecoins creció fuerte en la pandemia como mecanismo de dolarización. Pero mucha de esa adopción llegó a un publico minorista que no entiende ni le interesa la descentralización. En el caso de UST se sumó que influencers y exchanges lo promocionaron muy mal, como algo libre de riesgo», agregó Sabattella.

Por eso, afirmó, el rol de la educación financiera es clave para entender en qué se está invirtiendo y cuál es el capital que se está involucrando ya que «mucha gente era la primera vez que entraba en cripto, que eligió entendió que una stablecoin era sinónimo de cero riesgo y que invirtió dinero que no estaba dispuesta a perder».

El retroceso en los precios también está llevando a que empresas del sector anuncien recortes de personal, un freno en sus estrategias de crecimiento regional y a encontrar formas de subsistir en un mercado en el que ya no será tan fácil conseguir financiamiento.

«Las empresas que tienen una concentración de sus utilidades en retail crecieron mucho en el ciclo pasado. Sin embargo, como nuevas empresas no todas realizaron buen control y están en una posición donde están despidiendo o rechazando ofertas ya realizadas», señaló Fernando Martínez, director general de las Américas en OSL.

«Sin embargo -agregó-, esto es cíclico, precisamente dentro de estos periodos es cuando empresas bien capitalizadas empiezan a ganar mas marketshare, y a trabajar dentro de sus mejoras internas».

Puntualmente en la Argentina las empresas Buenbit y Bitso anunciaron la desvinculación de casi 200 trabajadores, algo que se vio también en otras empresas fintech de la región e incluso en gigantes de la vanguardia tecnológica como Tesla, que anunció la reducción de un 10% de su planta. También empieza a notarse el efecto de una «búsqueda de calidad» dentro del propio universo cripto.

La dominancia de mercado de Bitcoin -es decir, cuánto del dinero invertido en criptomonedas está destinado a BTC- alcanzó el 48%, el más alto en 11 meses, ya que inversores del sector eligen refugiarse en un activo con mayor historia relativa, algo que ocurre en todos los mercados bajistas.

Al respecto, Martínez señaló que «a igual que el ciclo pasado, nuevas tecnologías y protocolos que surgen durante el mercado alcista son limpiados durante el «bear» market, por falta de adopción o uso constante y fallas. Pero esto es importante ya que sobreviven las mas fuertes».

«El mercado va seleccionando naturalmente qué es valor y qué no. El hype de 20.000 criptomonedas no es lógico. El 99 por ciento no van a existir dentro de 10 años y van a sobrevivir aquellas en las que la plata que generen vengan de algo real», concluyó Sabbatella.

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