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La epidemia del vapeo

Como parte de su campaña de prevención, desde la Federación Argentina de Cardiología (FAC) se trabaja para informar a la población sobre los daños asociados no solamente al cigarrillo convencional, sino también a los vapeadores y dispositivos similares.

Según datos de la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2018, la última disponible en Argentina, entre los adultos, el consumo de cigarrillos electrónicos fue del 1,1%, mientras que en los jóvenes entre 13 y 15 años fue del 7,1%. Actualmente, más de 12 millones de adultos en los Estados Unidos usan cigarrillos electrónicos, con las tasas más altas entre 18 y 24 años. “Frente a estos datos, es posible afirmar que nos encontramos ante una nueva epidemia, la del vapeo. Cabe aclarar que además de afectar a aquella persona que lo inhala, también afecta a su entorno, igual que los cigarrillos convencionales”, asegura la Dra., Cecilia Cortes (MP 4774), de la FAC.

La tendencia va en aumento en todo el mundo, por esto desde la medicina se acuñó el término EVALI (Lesión Pulmonar Asociada al uso de Cigarrillo Electrónico, según sus siglas en inglés). Las lesiones sufridas por los pacientes, en comparación con la de los cigarrillos convencionales que causan 44.000 muertes anuales en Argentina, son mayores porque se manifiestan en edades tempranas. Incluso se ha registrado la necesidad de un trasplante de pulmón en Detroit, Estados Unidos.

Si bien se los presentó como una opción para dejar de fumar, la realidad muestra lo contrario. Incluso la marca más famosa de vapeadores, Juul, fue comprada por una de las más grandes tabacaleras mundiales como forma de ampliar su negocio. En el documental de Netflix, “El gran vapeo: Auge y caída de Juul”, los propios creadores del producto reconocen que en sus inicios lo vieron como una oportunidad para la salud pública, sin embargo, la realidad les enseñó lo contrario.

“Aunque en Argentina su comercialización está prohibida por la ANMAT desde el año 2011, los cigarrillos electrónicos o vapeadores son de fácil acceso. Como médicos y padres debemos hablar con nuestros hijos para evitar que caigan en esta trampa de la industria. Hay que explicarles los riesgos para su salud”, señala Cortes.

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