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La desgarradora confesión del ‘Colo’ Wolkowyski sobre el coronavirus: “Tuve miedo de morir”

“Un día empecé con tos seca y fiebre alta. Me dolía todo el cuerpo y no podía salir de la cama. Fui a la clínica y me confirmaron que tenía coronavirus. Se me cruzaron muchas cosas por la cabeza, la principal era no volver a ver a mi familia. Sentí miedo de verdad, tuve miedo de morir”.
Así es como confesó el duro momento por el que tuvo que atravesar Rubén Wolkowyski cuando dio positivo del COVID-19. Pese a esa sensación de inseguridad y miedo que lo atrapó casi al instante, el Colo salió adelante gracias al apoyo de su familia y amigos.
“Hay que ser conscientes de que este virus es muy potente y está en todos lados. Una vez que entra en tu casa te contagias sí o sí. El apoyo de mi familia y mis amigos me ayudó a salir adelante. Además, también creo que el deporte es el mejor remedio para el cuerpo”, confesó desde Málaga, donde vive con su esposa y sus hijos Tomás (que juega al básquet) y Florencia (que es fanática del vóley).
“Mi esposa es la que nos alienta a hacer cosas, por suerte ya podemos salir a caminar, a trotar un poco y eso te hace bien”, agregó una de las figuras de la Generación Dorada de básquet en diálogo con Juan Martín Rinaldi para “Mano a mano”, la nueva sección de entrevistas desde el Instagram Live de la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad.
Durante la charla, Colo Wolkowyski recordó sus comienzos en el básquet, aunque lo suyo al principio era otro deporte: “Yo empecé a jugar al vóley. A los 15 años medía 1.93 y después me pasé al básquet. Al año siguiente ya iba por los 2.03 metros y calzaba 47 y medio. Usaba zapatillas talle 45 y los dedos los tenía todos apretados ja. Al poco tiempo debuté en la Liga Nacional y en todos los clubes donde jugué la pasé muy bien”.
Y contó cómo fue el día en que se enteró que desde la NBA lo estaban buscando. “Estaba en Paso de la Patria, en Corrientes, pescando en el medio del Paraná y de golpe me suena el teléfono. Atiendo y me dicen que los Sónics (los Seattle Superónics, de la NBA) me estaban buscando. Obviamente que corté porque pensé que era una joda. Insistieron y no atendí más. Hasta que me llama mi suegro y me dice ‘atendé que es verdad’. Y apenas volvieron a llamar los atendí. Ahí comenzó otra historia”.
El Colo llegó a la mejor liga de básquet del mundo y se convirtió en el primer argentino en fichar en la NBA. Así pudo cumplir su gran sueño: conocer a Michael Jordan, su máximo ídolo. “Estaba en los Boston Celtics y nos toca jugar de locales contra los Wizards, que venían con Michael Jordan. Aproveché el momento y pedí una foto con él. Estaba con mi cuñado y mi hijo Tomás, que tenía dos años. El asunto es que nos llamó, entramos al vestuario, nos pusimos a charlar y hasta se puso a jugar con mi hijo. Después de la foto me regaló su camiseta. Todavía la tengo, está un poco gastada. Pero es mía, no la regalo. Tomás tiene la de Manu (Ginóbili) y yo tengo la de Jordan”, comentó con una sonrisa.
Antes de despedirse, Rubén Wolkowyski se refirió a la Generación Dorada, subcampeón del mundo y medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
“A diferencia del fútbol, ser campeón olímpico tiene un sabor mucho mejor que ser campeón del mundo. En el 2002 se jugó el Mundial en Indianápolis. Y en Argentina, meses antes, se realizó el Pre-Mundial. Ahí Rubén Magnano, el técnico, armó un equipo lleno de jugadores jóvenes y arrasamos. Llegamos confiados al Mundial, pero sabiendo que no éramos nada. Fuimos bien, hasta que llegó el momento de enfrentar al Dream Team. Ahí el técnico nos dice ‘acá llegaron para ganar, no para sacarse fotos’, y les ganamos. Fue increíble ver a todo el estadio aplaudiendo después de esa victoria”, rememoró con mucho orgullo.

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