La confesión de uno de los asesinos del colectivero: “Nos mandamos una cagada loco”
Un testigo se presentó a la Justicia y contó detalles del crimen del chofer de la línea 620, quien fue ultimado por dos jóvenes de 17 y 18 años.
Dos jóvenes de 17 y 18 años quedaron detenidos por el crimen del colectivero Leandro Alcaraz, cometido el domingo en la localidad bonaerense de Virrey del Pino, luego de que un hombre revelara que el menor le confesó el crimen.
“Nos mandamos una cagada, loco, con ‘El Viejo’ matamos al colectivero”, declaró el testigo a la Justicia respecto a la frase con la que el chico confesó el asesinato.
El hombre añadió la discusión entre el colectivero y el sospechoso, “En el camino discutí porque (el chofer) me quería cobrar el boleto y yo no tenía saldo en mi tarjeta SUBE. Como el colectivero se sarpó y me empezó a bardear lo llamé al ‘Viejo’ para que me lleve un fierro y lo pusimos”.
Según informó un vocero de la investigación, al escuchar la fuerte conversación, un pasajero se ofreció para abonar el boleto del muchacho, pero este lo rechazó y expresó: “Dejá, éste (por el chofer) ya me la va a pagar.”
Se trata del menor de edad apodado “Rodolfito” y de su presunto cómplice al que le dicen “El Viejo”, ambos aprehendidos tras un allanamiento en una casa ubicada en la calle Martín García, a dos cuadras de la escena del crimen, en dicha localidad del suroeste del conurbano bonaerense.
“Hay un testigo que dio las características (fisonómicas) de las personas que están aprehendidas”, había explicado ayer por la mañana a la prensa la fiscal general de La Matanza, Patricia Ochoa.
Esta persona que declaró ayer, al igual que tres pasajeros que iban a bordo de la línea 620, detallaron que la discusión con la víctima brotó por el pago del viaje, aunque manifestaron no haber visto la secuencia de disparos.
Ochoa señaló que esta persona declaró ayer, al igual que tres pasajeros que iban en el colectivo que conducía Alcaraz (26) y que detallaron que la discusión con la víctima se originó por el pago del viaje, aunque no vieron la secuencia de los disparos.
“Fue clave para que se los detenga la declaración de una tercera persona que relató los hechos ante el fiscal. El identikit coincidía bastante con uno de los detenidos y la coartada respecto a donde habían estado al momento del hecho se les cayó”, detalló por su parte el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo.