HPV: la importancia de la vacuna obligatoria en niños y niñas a partir de los 11 años
Se calcula que 4 de cada 5 personas tendrán alguna vez en su vida al menos un tipo de Virus de Papiloma Humano. Cuáles son las cepas más riesgosas, por qué es clave la vacuna y de qué otras maneras se puede prevenir que el HPV riesgoso produzca un cáncer
A nivel global, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 660 millones de personas están infectadas con alguna de las variantes del Virus de Papiloma Humano (HPV, por sus siglas en inglés). Este virus afecta muy frecuentemente tanto a hombres como a mujeres y existen más de 100 tipos, de los cuales 40 afectan a la zona genital y/o anal. Es tan común, de hecho, que 4 de cada 5 hombres y mujeres sexualmente activos contraerán al menos un tipo de VPH en algún momento de su vida.
Según indica el Ministerio de Salud de la Nación, se los puede dividir en dos grandes grupos: los VPH «de bajo riesgo oncogénico», que generalmente se asocian lesiones benignas (como verrugas y lesiones de bajo grado) y los «de alto riesgo oncogénico». Los segundos son alrededor de 15 y, aunque también pueden producir verrugas, se asocian fundamentalmente con lesiones precancerosas, que pueden evolucionar lentamente en un cáncer. Los más comunes son el 16 y el 18.
El cáncer más frecuentemente asociado con el Virus de Papiloma Humano es el cáncer de cuello uterino en la mujer. «Hay otros tumores que también se asocian a la presencia del HPV», explicó a Infobae Valeria Cáceres (MN 79.930), jefa del Departamento de Oncología Clínica del Instituto Angel H Roffo. «Por ejemplo, los carcinomas anales o los carcinomas orofaríngeos». Es decir que también puede darse en hombres, pero con menor incidencia.
Si bien en general la infección por HPV no produce síntomas y, en la mayoría de los casos, desaparece sola en mujeres menores de 25 años (se estima que solamente el 5% de las infecciones por HPV no retrogradan solas, y se tornan persistentes), es importante estar alerta a la aparición de verrugas en los genitales y realizar controles para detectar VPH de riesgo oncogénico.
No existe actualmente ningún tratamiento que cure el virus, aunque se pueden tratar las manifestaciones según el tipo de lesión. Aún así, es fundamental prevenirlo. En primer lugar, una de las medidas más importantes es la aplicación de la vacuna contra el HPV, incluida en el Calendario Nacional de Vacunación para niñas y niños de 11 años.
Las vacunas disponibles en el mercado local son dos, una desarrollada por el laboratorio GlaxoSmithKline, que previene la infección de las 2 cepas de HPV que causan la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino (16 y 18) y, la otra, desarrollada por el laboratorio MSD, que previene la infección por los virus 16 y 18 y los VPH 6 y 11, que causan verrugas genitales.
«Hay vacunas que cubren dos cepas, hay vacunas que cubren cuatro cepas y en breve va a haber disponible vacunas que cubran nueve cepas de HPV porque, como todos sabemos, en realidad el HPV no está ligado nada más que a la cepa 16 o 18», explicó Cáceres. «Sin embargo, estas son las más frecuentes asociadas al carcinoma de cuello uterino».
La obligatoriedad en la vacunación de niños, vigente a partir de este año en Argentina, es clave en ese sentido. «En el caso del hombre, es importantísimo también la vacunación, porque el contagio del HPV es por vía sexual», indicó la especialista. «Por lo tanto, si yo trato de bloquear uno de los agentes de conducción del HPV, voy a disminuir el riesgo de enfermedad, tanto en el hombre como en la mujer». Y agregó: «Esto no solamente va a disminuir el riesgo de cáncer de cuello uterino en las mujeres, sino también el carcinoma orofaríngeo, el carcinoma de pene y el carcinoma anal en el hombre».
Por otro lado, se recomienda la realización de un papanicolau a todas las mujeres a partir de los 25 años, especialmente aquellas entre 35 y 64 años, ya que es un método que resulta útil para evaluar prematuramente cambios celulares que luego puedan derivar en el desarrollo de tumores malignos. Especialmente si la infección persiste por más de cinco años. El uso del preservativo, además, también se recomienda para reducir el riesgo de transmisión, pero no en forma absoluta, teniendo en cuenta que pueden existir verrugas en partes del cuerpo no cubiertas por el profiláctico.