Sociedad

El gobierno nacional informo que no afecta al mercado laborar las importaciones

Es un dato que surge del análisis de las cifras de comercio exterior y ocupación por sectores del último lustro, realizado en el Ministerio de Trabajo, que concluye que «no hay un problema generalizado de empleo».

El trabajo en blanco, de 12,1 millones de empleos a diciembre de 2016, fue el más alto de los últimos 4 años y, en este escenario, el volumen de importaciones y el actual mercado laboral no están relacionados, según un detallado análisis de las cifras de comercio exterior y ocupación por sectores del último lustro, realizado en el Ministerio de Trabajo, que concluye que «no hay apertura indiscriminada» de las compras externas y que «no hay un problema generalizado de empleo».

El informe interno del Ministerio, al que Télam accedió, desestima denuncias y reclamos de varios sectores empresariales y gremiales, en particular de los industriales, sobre la incidencia de las importaciones en la pérdida de puestos laborales.

Por el contrario, el paper señala que las compras externas cayeron 7% en 2016; que 80% de las mismas responde a bienes de capital, intermedios e insumos; que la ocupación crece desde julio pasado; que el trabajo registrado en 2016 es el mayor desde los últimos cuatro años, y que la recuperación del mercado brasileño y de la obra pública impulsarán en 2017 el movimiento del empleo industrial.

El análisis parte del reconocimiento de la insuficiencia de la creación de 80.000 puestos de trabajo registrado en 2016, aunque destaca que esta cantidad supera la generación de 2015 y que el número de trabajadores en blanco, unos 12,1 millones a diciembre pasado, «fue el más alto de los últimos cuatro años».

También reconoce el gobierno que en el primer semestre del año pasado se destruyeron 53.000 empleos privados, y si bien en la segunda mitad se crearon 14.000 nuevos puestos, apunta a un problema de larga historia y perspectiva, al señalar que desde 2012 los asalariados en este ámbito oscilan entre 6 y 6,3 millones.

En cambio, releva la expansión de otras modalidades de trabajo registrado durante 2016, como los monotributistas, empleados de casas particulares y autónomos (68.000); monotributistas sociales (27.600) y empleados públicos (43.000).

El informe resalta la prioridad del gobierno para adoptar medidas que fomenten el empleo privado y circunscribe su caída en 2016 en «una correlación directa con dos factores: la caída de Brasil en el sector manufacturero (-48.000 puestos en el año) y la revisión de la corrupción en la obra pública sobre el sector construcción (-15.000)».

En este último escenario, pondera las licitaciones «más transparentes» del Ministerio de Transporte y «una mejor contratación de proveedores», que permitió al Estado ahorrar «más de 32.000 millones de pesos» que se utilizan «en más obras y que generan más empleo y ayudan a bajar los costos de toda la economía».

Al abordar, los reclamos sobre el efecto de las importaciones en el mercado laboral industrial, el informe asegura que «si el gobierno nacional hubiese repetido la estrategia de apertura comercial de los años ´90 se habrían perdido medio millón de empleos».

«No hay una apertura indiscriminada de las importaciones», enfatiza, y releva que el 80% de las compras externas «son bienes de capital, bienes intermedios, piezas y accesorios o combustibles, esenciales para poder seguir creciendo, y atribuye el mayor peso de estas operaciones en la economía hasta junio pasado a la herencia de «un sistema de administración de comercio listo para explotar» con «más de 100.000 expedientes de DJAI con meses de antigüedad», que se debieron resolver «para no frenar a industria nacional».

«Ni aún en el momento más proteccionista del período de gobierno anterior ha habido un cuidado del comercio internacional como el que ha tenido este gobierno», continúa, y enumera que con la nueva política de administración de las importaciones «se pasó de 618 posiciones arancelarias con Licencias No Automáticas a 1.628».

Al respecto, precisa que «para algunos sectores el porcentaje de Licencias No Automáticas sobre el total de posiciones arancelarias es significativamente alto» y enumera: prendas de vestir (96%); calzado (94%); muebles (96%); juguetes (81%); maquinaria agrícola (62%); línea blanca (57%).

«Tampoco se ha permitido un ingreso irrestricto de bienes de consumo de países de bajos salarios que podrían competir de manera desleal con los productos nacionales. Aún más, el gobierno ha logrado frenar activamente el contrabando de productos», agrega.

Según las cifras oficiales de comercio exterior citadas en el informe, en 2016 hubo un incremento de las importaciones de productos textiles en u$s 1.425 a u$s 1.482 millones, pero «la oferta total de productos textiles importados, considerando tanto la importación declarada como la que ingresa por canales informales, cayó 14%, dato «incluso compartido por fundaciones que representan al sector, como ProTejer».

En cuanto al calzado, Trabajo destaca que el arancel externo para los productos terminados es de 35%, el máximo permitido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la compensación antidumping ad valores es de u$s 13 dólares, «lo que evita que ingrese calzado de China a precios desleales».

Además, asegura que Argentina sólo produce 14% de calzado deportivo y que este tipo de producto tiene en el país un modelo de ensamblado, que requiere de insumos importados y emplea a unas 9.000 personas, que representan 25% del empleo registrado del sector.

Por otra parte, propone una perspectiva de análisis de las compras externas desde su incidencia el mercado interno de cada producto, ya que «no es lo mismo para la producción nacional que entren importaciones por el 50% del consumo local que por el 2%», explica.

Así, sostiene que las importaciones de alimentos en 2016 representaron en el consumo interno 5,7% en carne porcina; 0,1% en dulce de leche; 1,5% en manzanas; en líneas blanca, 11%, en cocinas, y en textiles; y 5,9% en indumentaria.

El paper releva también que la tasa de protección efectiva (derechos de importación, de exportación y efectos indirectos de regulaciones comerciales) para los sectores más sensibles de la economía son significativamente altos: prendas de vestir, 69,9%, y productos de cuero y calzado, 69,7%, pero resalta que pese a ello estas industrias «tienen una alta tasa de informalidad».

«Un país que busca insertarse al mundo no puede cerrar sus fronteras a los productos de otros países que no compiten de manera desleal», sobre todos si «buscamos que ellos también permitan el ingreso de nuestros productos», señala el informe, y concluye que el mercado interno argentino se abastece «con una baja competencia de productos importados sobre la proporción de consumo total en la mayoría de los casos».

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