Festejamos 112 años gracias a un “Loco por Barranqueras”

No hace mucho festejamos una fecha en particular como el “Día del pueblo”, no hace mucho siquiera sabíamos que había un casillero en los calendarios esperando a ser resignificado. Más de cien años espero abril para que en su sexto día se posasen la raigambre y la identidad de un pueblo lleno de nostalgia.

“A mí me toca la parte más linda” suele decir el promotor de este festejo al referirse a su trabajo militante por la memoria portuaria. Ruben Dario Benitez, el Flaco, el Profe Benitez como se lo conoce en toda la ciudad, fue el que allá por 2007 empezó a convencer a todo el mundo de que nuestra tierra se merecía rememorar su identidad con (por lo menos) una fecha en el calendario. Hemos tenido como grupo de trabajo, la suerte de escuchar anécdotas de esos tiempos, de la paciencia y docencia que llevaba a cabo Ruben por todos los rincones de la municipalidad hablando con funcionarios, concejales y demás personas sin cargo, pero con influencia a la hora de mover la aguja de la historia para que su locura del día del pueblo se pueda llevar a cabo.

Por supuesto no fue un trabajo hecho en soledad, Ruben siempre destaca a todos y cada uno de los hacedores culturales de Barranqueras que lo apoyaron en este emprendimiento y se pusieron al hombro su sueño. El viernes en nuestro programa radial tuvimos la suerte de hablar con una de esas personas, Liliana Azcona, y como era de esperar, le echó la culpa de todo al Profe Benitez. Pero no fue la única que estuvo en el momento y lugar del tiempo precisos para hacer lo que había que hacer, todos aquellos que sumaron su granito de arena para que hoy se festejen 112 años del pueblo de Barranqueras merecen tal reconocimiento, no se sientan menospreciados por no nombrarlos, desde nuestro humilde lugar, pecamos al no conocerlos a todos.

Sabemos de la intención última de nuestro amigo y hoy colega, el día del pueblo no solo significa un punto rojo en el cuarto mes del año, es una forma de volver a creer en la identidad portuaria, una manera de conocer y reconocer lo que tenemos (y tuvimos) para quererlo y cuidarlo, en fin, es su forma de querer al pueblo que lo vio repartir leche en un carro de pequeño y que hoy le agradece por el coraje de no haber claudicado ante los cultores del olvido.

 

Cristian Rodriguez

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