Entrenadores for export: el fenómeno de argentinos dirigiendo a extranjeros
Dante Bottini (Prensa Argentina Open), Fabián Blengino (Blengino Tenis) y Gabriel Markus (Markus Tenis), tres exponentes de los argentinos que dirigen a jugadores del exterior. Desde las bases hasta los niveles más altos de la ATP y WTA, la experiencia albiceleste es muy cotizada en todo el mundo.
Llamó la atención cuando a mediados de la década de 1970, Guillermo Vilas contrató a Ion Tiriac. El hombre de los anchos bigotes era un tenista famoso del circuito, de carácter fuerte. Pero no era ni su imagen ni su estilo o los resultados lo que sorprendía, sino el hecho de que el marplatense convocara a un rumano. La historia es conocida, juntos lograron grandes hazañas. Y a partir del camino del refundador del tenis argentino, muchos forjaron su camino, incluso hasta llegar a entrenar a jugadores de los lugares más recónditos.
Hoy se da un fenómeno particular: existe una gran cantidad de argentinos que dirigen a jugadores del exterior, ya sea como formadores o al máximo nivel. Históricos como Fabián Blengino o Eduardo Infantino (asiste al italiano Alessandro Gianessi), hasta nombres que se instalaron en un estrato máximo como Dante Bottini o Mariano Monachesi (coach de Nicolás Almagro), pasando por la experiencia de Gabriel Markus o Franco Davín (dirige a Fabio Fognini y se negó a dialogar con ámbito.com en reiteradas oportunidades en el último Argentina Open), son varios los ejemplos sólo entre los primeros 100 del ranking ATP.
Precisamente, este medio consultó a tres de los entrenadores que trabajan con tenistas nacidos fuera de los límites nacionales, y todos destacaron las mismas virtudes: el trabajo, las ganas, y los buenos resultados a nivel local.
Blengino formó a innumerables jugadores. Un punto culmine en su carrera fue cuando Guillermo Coria, entonces su pupilo, llegó a la final de Roland Garros. Luego se acercarían decenas de apellidos locales y extranjeros (tanto a él como a su academia), hasta entrenar al portugués Gastao Elías, a quien acompañará en la próxima gira europea de polvo. ¿Su visión? Trabajar duro.
«Somos muy constantes, le ponemos mucha actitud, muchas horas en cancha. Tenemos años de tenis, y logramos jugadores muy buenos, que a su vez son entrenadores. También es importante que los coaches de muchos países les es mucho más cómodo y ganan mucho más dinero dando sus clases particulares o manejando un club que estar viajando. En cambio a nosotros nos hace mucha diferencia viajar y dirigir un jugador con un fijo y un porcentaje en dólares», cuenta el nacido en Tigre.
En esto mismo hace hincapié Markus, aquél tenista que hace 25 años se dio el gusto de vencer a Pete Sampras en Niza (el único argentino que lo consiguió) y luego entrenó a jugadores del calibre de David Nalbandian (juntos llegaron a la final de Wimbledon), el ruso Marat Safin (exnúmero 1 del mundo y ganador de dos Grand Slams) y el francés Richard Gasquet. «Trabajamos bien, no tenemos problemas de hacer horas de cancha, de viajar. Tenemos un sistema basado en la exigencia, en el volumen. Es muy complemento en el entrenamiento, y eso no sucede en todos los países», amplió.
Además, para el exjugador de 47 años se dan dos situaciones puntuales que ayudan a la gran cantidad de solicitudes que llegan: «Hemos tenido muy buenos resultados con jugadores argentinos y eso llamó la atención con los extranjeros. Sumado a que hay países donde por la cantidad y calidad, los jugadores salen a buscar coaches. Tampoco tienen muchos jugadores en su propio país para poder entrenar y no poseen un gran nivel de entrenamiento local».
Entre otros empleos, Markus estuvo recientemente asistiendo a un equipo de jugadoras juveniles chinas. Así de lejos llegó el prestigio de los argentinos. Un caso muy similar al de Dante Bottini, que tras probar suerte en Europa en su adolescencia, abandonó su carrera y ahora puede alardear con haber llevado a su máximo nivel al japonés Kei Nishikori, de reciente paso por Buenos Aires.
«Hace siete años que estoy con él, la relación es medio rutinaria. Hay mucha disciplina, trabajo, respeto mutuo. Creo que los entrenadores argentinos son muy buenos, vienen muy bien de abajo y saben mucho de tenis. Nos encanta laburar, somos exigentes, con mucha energía», analizó para ámbito.com el coach del actual número 7 del mundo.
Pero para estos tres profesionales, no hay secretos ni sistemas particulares que atraigan a los profesionales del mundo hacia estos pagos. Si un deportista de elite busca llegar a lo más alto, nada mejor que la constancia y el máximo nivel de pruebas.
«Le metemos para adelante. Siempre al argentino le cuesta un poco todo, entonces se exige al máximo. Al dirigido eso le gusta también», apuntó Bottini, en sintonía con lo que opinó Markus, para quien los formadores nacionales «se basan en un nivel de exigencia y sacrificio bastante alto. Cada uno tiene su sistema o forma, aunque trabajamos parecido».
¿La tradición argentina de jugar en polvo de ladrillo ayuda a elegir a los entrenadores locales? Según Blengino, ya no: «En su momento pudo haber sido, hoy creo que no porque hay cada vez menos torneos en clay y cada vez estamos buscando que los jugadores sean más completos y agresivos. El coach debe ser integral. Quizás un jugador de un lugar donde no tienen canchas de polvo te puede llamar, pero al nivel más alto no».
Markus, que supo trabajar con el equipo kazajo de Copa Davis (casi el mismo que enfrentará Argentina en el repechaje de septiembre) opina diferente, aunque utilizando el mismo argumento de ser un tenista más «desarrollado». «El polvo es un punto a favor para los que quieren mejorar. Cuando a mí me contratan los rusos, o franceses o americanos, lógicamente quieren mejorar en esta superficie donde ellos normalmente no son buenos», sostuvo.
Finalmente, la experiencia por el mundo trae balances de lo que uno tiene a favor y en contra. Como formador, Blengino hizo hincapié en la necesidad de tener «más canchas rápidas y torneos» en ellas para evolucionar ese juego ofensivo. Markus, asistente de nombres de peso, habló de la necesidad de «más apoyo económico para que el esfuerzo de los chicos no sea tan grande». Consejos a seguir para que el tenis argentino siga progresando gracias a la experiencia de aquellos que recorren el mundo y ya no causan asombro por sus logros.
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