En su última homilía del año, Francisco lamentó «las desigualdades y la corrupción de Roma»
El papa Francisco lamentó hoy «las desigualdades y la corrupción» de Roma y, en su última homilía del año convocó a la Iglesia y a los habitantes de la capital italiana a «superar los obstáculos» para construir «una ciudad más justa y fraterna».
«Roma no es solo una ciudad complicada, con tantos problemas, con desigualdades, corrupción y tensiones sociales», planteó el pontífice al despedir el año con la celebración de las primeras vísperas y el tradicional Te Deum de acción de gracias en la Basílica de San Pedro.
«Roma es una ciudad en la que Dios manda su palabra, que se anida a través del espíritu en el corazón de sus habitantes y los convoca a creer, a esperar no obstante todo, a amar luchando por el bien de todos», agregó Jorge Bergoglio durante la celebración.
«Pienso en las tantas personas con coraje, creyentes y no creyentes, que he encontrado en estos años y que representan el corazón que late de Roma», agregó el Papa, también obispo de la capital italiana.
«De verdad Dios no paró nunca de cambiar la historia y el rostro de nuestra ciudad a través de los pueblos y de los pequeños y pobres que la habitan. El los elige, los inspira, los motiva a la acción, los vuelve sociales, los convoca a activar redes, a crear lazos virtuosos, a construir puentes y no muros», planteó ante los fieles.
«¿Qué le pide el Señor a la Iglesia de Roma? Nos da su palabra y nos anima a tirarnos en la lucha, a involucrarnos en el encuentro y en la relación con los habitantes de la ciudad para que su mensaje corra veloz», propuso Bergoglio ante un público entre el que destacaba la alcaldesa local, Virginia Raggi.
«Estamos llamados a encontrar a los otros y meternos en escucha de su existencia, de su grito de ayuda», convocó luego, en el que fue su última homilía del año, acompañado por 35 cardenales y más de 200 sacerdotes y obispos.
Antes de la celebración, en un hecho inusual, el pontífice había salido del Vaticano hacia una parroquia del barrio Nomentana para participar por unos minutos de las exequias de una amiga, la profesora Maria Grazia Mara, fallecida ayer en Roma a los 95 años.
«La escucha es ya un acto de amor. Tener tiempo para los otros, dialogar, reconocer con una mirada contemplativa la presencia y la acción de Dios en su existencia, testimoniar con los hechos más que con las palabras la vida nueva del Evangelio, es de verdad un servicio de amor que cambia la realidad», prosiguió.
«Haciendo así, de hecho, en la ciudad y también en la Iglesia circula aire nuevo, ganas de meterse de nuevo en camino, de superar las viejas lógicas de contraposición, los obstáculos para colaborar juntos, construyendo una ciudad más justa y fraterna», dijo finalmente.
«No debemos tener miedo o sentirnos inadecuados para una misión así importante», destacó finalmente el obispo de la denominada «ciudad eterna».
Tras la celebración de hoy, la tradición marca la visita del pontífice al pesebre que todos los años se ubica en la Plaza San Pedro, y que esta vez está emplazado desde inicios de diciembre junto a un árbol de Navidad llegado desde el noroeste de Italia.
Mañana, Jorge Bergoglio presidirá la primera misa de 2020 desde las 10 de Roma (6 de Argentina) en la Basílica de San Pedro, en el mismo día en que se conmemorará la edición de la Jornada Mundial de la Paz.
Fuente:
Télam