Empresarios advierten que la baja de aranceles externos implicaría la muerte del Mercosur
La entidad que nuclea a la mayoría de las pymes del país apoya la decisión de la Cancillería argentina de no avanzar con esta medida que podría perjudicar a miles de empresas argentinas.
A través de un comunicado de prensa, la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), cuestionó las intenciones de los socios del Mercosur de bajar el arancel externo común al advertir que generaría un grave perjuicio para la deteriorada industria argentina, en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio para combatir el COVID-19. En este sentido y ante una nueva embestida de los socios regionales, advierten que si concreta esta medida se destruiría la posibilidad de rearmar una industria local, hipotecando cualquier posibilidad de reconstrucción en el marco de la crisis por el coronavirus.
La entidad empresaria apoya la decisión de la Cancillería argentina en considerar que no se puede decretar una baja de aranceles, ya que esto destruiría al Mercosur y a las miles de empresas que viven de él. Asimismo, aseguran que la actual realidad indica que los países cuidan mucho más que antes sus mercados que cuando imperaba el paradigma de la globalización, que trajo mayor inequidad y concentración en el mundo. “El Arancel Externo Común, además de ser una norma de cuidar nuestro mercado ante la embestida de terceros países que producen a precios viles, da preferencia sus miembros. De esta manera los países dan y reciben beneficios a estos parceros”, aseveraron en dicho comunicado.
Realidad regional
El principal destino de los automotores de Brasil es Argentina, y es equivalente a lo que le venden a México, China y Estados Unidos en conjunto. Además. Por otro lado, el 45% de las exportaciones brasileñas de calzado son vendidas en comercios argentinos. Esto se debe a que los argentinos prefieren esa producción con un arancel de 0%, cuando en general, todos los demás países deben pagar el 35%. Al bajar los aranceles a todos los otros países, tal preferencia dejaría de existir y todos los demás rubros que intercambiemos perderían su principal mercado. “De esta manera, el Mercosur se convierte en letra muerta”, aseguraron.
Como contrapartida, el gobierno brasileño le otorgó a su industria bajas sustanciales de impuestos y una importante flexibilización laboral para posicionarlos un poco mejor ante su intención aperturista, pero esto no será suficiente porque el mundo está muy estoqueado, y no hay piso para los precios.
Además de las cuestiones estructurales, existe una coyuntura internacional que hace de esta decisión simplemente un suicidio. Los productos no encuentran mercado y simplemente se acumulan en almacenes. Existe hoy un sobrestock de indumentaria que llega a los 6 billones de prendas o 4.500 millones de pares de calzados. Esta cantidad de productos, de esos y de otros rubros, se van a vender a precios absurdos y destrozaran el mercado que no se cuiden. “Algunos países no se cuidan de la pandemia y lo pagan con vidas de ciudadanos. Hoy esta sobreproducción también se convierte en una pandemia y los países que no se cuiden lo pagaran con desocupación e hipotecando su futuro”, concluyeron.