El Papa va a Panamá para movilizar a los jóvenes
La primera edición en Centroamérica de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) estará marcada también por la crisis migratoria de varios países de la región, por la salida de miles de hondureños, guatemaltecos y salvadoreños en caravana rumbo a EEUU, huyendo de la pobreza y la violencia.
Alessandro Gisotti, director de la oficina de prensa del Vaticano, adelantó que el Papa permanecerá del 23 al 27 de enero, ofrecerá varias misas, visitará un centro de detención juvenil y a enfermos de sida, además de reunirse con los 70 obispos de Centroamérica. Francisco regresa a América Latina un año después de su visita a Chile, ensombrecida por protestas y escándalos de abusos sexuales contra menores y encubrimientos por parte de curas.
“Es un tema que genera mucha atención en la Iglesia”, recalcó Gisotti, quien aseguró que el Papa “no tiene programado un encuentro con víctimas” de abusos durante su estadía en el istmo.
Sin Ortega ni Maduro
Al menos siete mandatarios acudirán a la última misa, el domingo, que oficiará el Papa. Entre los presidentes que confirmaron figuran Jimmy Morales (Guatemala), Juan Orlando Hernández (Honduras), Salvador Sánchez Cerén (El Salvador), Carlos Alvarado (Costa Rica), Iván Duque (Colombia) y Marcelo Rebelo de Sousa (Portugal), además del anfitrión, Juan Carlos Varela.
Brillan por su ausencia los mandatarios de Nicaragua, Daniel Ortega, y Venezuela, Nicolás Maduro, que atraviesan graves crisis políticas y económicas. La misa final se realizará en las afueras de la capital panameña, donde se levantó una gigantesca tarima para que a lo largo de casi 3 km los asistentes puedan seguir la intervención del pontífice.
El Papa programó también para el sábado una visita a la Casa Hogar El Buen Samaritano durante la cual conversará con 15 pacientes con VIH y sida. Con ese gesto el pontífice vuelve a tocar uno de los temas tabú para la iglesia, que generó muchas polémicas durante el pontificado de Benedicto XVI (2005-2013).
Francisco dijo en 2015 que el uso del preservativo como método para prevenir el sida genera “perplejidad” entre los católicos y considera que lo importante por ahora es que el enfermo pueda acceder a cuidados.