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El Gobierno nacional trabaja contrareloj para la vacunación contra el coronavirus

El Ministerio de Desarrollo Productivo intenta reflotar siete plantas que producían en el país para evitar importar. Una de ellas cerró en los años de Cambiemos. Argentina importa actualmente 300 millones de jeringas anuales, para todo uso.

Ante la posibilidad anunciada de iniciar la vacunación contra la COVID en la primera parte del 2021, el Gobierno nacional empezó a trabajar contrareloj para conseguir un insumo que es esencial y hace unos años no se fabrica en el país: jeringas plásticas.

Según confiaron a PáginaI12 fuentes oficiales, el ministro de Desarrollo Productivo tiene un equipo técnico trabajando en la reactivación de plantas que habían dejado de fabricarlas e incluso algunas que habían cerrados sus puertas.

La más emblemática, una radicada en Morón que el gobierno de Cambiemos buscó intervenir y que se vio obligada a bajar la persiana luego de avisos de que era mejor y más rentable importar el producto. En total, en el Gobierno aseguran que hay al menos siete plantas, en su mayoría localizadas en la provincia de Buenos Aires, que podrían estar en condiciones de fabricar.

Cuando el diario consultó los plazos que se persiguen para reactivar el segmento, la respuesta fue que “es urgente”. Naturalmente, la tarea es compleja, pero los equipos quieren calcar el esquema de recuperación industrial que se hizo al inicio de la pandemia, cuando se trabajó con fábricas textiles para que se pusieran a producir barbijos para evitar la propagación de la COVID 19.

Según cifras a las que accedió este diario, Argentina importa hoy 300 millones de jeringas anuales, para todo uso. Y según el Gobierno, con la COVID de por medio, ese número debería alcanzar los 400 millones. Ese incremental se puso como meta para la fabricación local.

Vale decir que, desde el inicio de la pandemia, la industria local vino proveyendo productos que antes no elaboraba. Y hoy, casi nueve de cada diez insumos para la pandemia listados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se hacen en el país. Solo las jeringas y los guantes de látex se sostienen como productos importados en un 100 por ciento. Con los guantes, el gobierno intentó un plan similar pero la complejidad de hacerlos y la competitividad del costo hicieron que desista.

“Acá lo más dificil va a ser la obsolescencia de los sistemas y conseguir las certificaciones del producto nuevo”, explicó uno de los funcionarios que está sobre el tema. La cartera que conduce Matías Kulfas está pensando y ejecutando, además, sobre los datos de demanda del producto que va adelantando el ministerio de Salud de la Nación.

Los que trabajan en la iniciativa aclaran que la degradación de estos establecimientos en la época de Mauricio Macri tuvo que ver, básicamente, con que el Estado jugó a importar y dejar de comprar nacional. Siendo que el rol estatal es el core business de este tipo de compañías. “Hoy es un sector que lo han transformado en inviable, pero es posible de recuperar”, se esperanzan los que trabajan en el plan oficial para tener producto local.

Hace unos días, el presidente Alberto Fernández encabezó la primera reunión del Comité de Vacunación, que diseñará la logística de la distribución y aplicación de las vacunas contra la COVID-19 de las que dispondrá el Gobierno nacional en los próximos meses.

La meta oficial es tener 40 millones de vacunas y luego 60 más, para vacunar al 100 por ciento de los argentinos. De ese total, más de 12 millones de personas son grupos de riesgo. Personal estratégicos, docentes, salud y fuerzas armadas y seguridad serán vacunados en primera instancia.

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