El Gobierno nacional ajustó el gasto y el déficit fue de 6,5% del PBI
En los últimos meses, el Ministerio de Economía dio rienda suelta al gasto en obra pública pero apretó, con el doble de fuerza, los pagos en IFE y ATP. Así logró un rojo primario que estuvo muy por debajo de los países desarrollados, pero por encima del resto de América Latina. El ajuste en el gasto busca evitar un ajuste más traumático, vía devaluación.
Sobre el cierre del 2020, y una vez que la pandemia dio algo de respiro, el Gobierno ajustó el gasto público extraordinario y, junto con una mejora en la recaudación, logró achicar el déficit primario. El año terminó con un rojo de 6,5% del PBI. Mucho menos que el 8,3% proyectado en el Presupuesto 2021 e incluso por debajo del 7% que se pasó a esperar en los últimos meses. Diciembre, mes estacionalmente alto, terminó con un negativo no tan grave, de 1,1% del PBI.
Los números fueron publicados por el Ministerio de Economía. Aclararon que el mejor resultado respecto a lo que se proyectaba responde a que, al comenzar la pandemia, y por la incertidumbre acerca de sus consecuencias, el Gobierno decidió dejarse un margen de libertad para hacer gasto contracíclico.
Finalmente, el impulso fiscal para contrarrestar la extraordinaria caída del PBI y el ingreso terminó siendo de 6,5% del producto, lo que está muy por debajo de los esfuerzos de los países más desarrollados. Pero el crecimiento real del gasto está entre los más altos de los emergentes, solo por debajo de los esfuerzos que realizó Brasil.
En diciembre, a contramano de los datos que dan cuenta del ajuste, hubo un repunte importante de la obra pública, en línea con el nuevo orden de prioridades de la política fiscal que, en detrimento del gasto social, buscará incidir en el rebote de la actividad económica y el empleo por la vía de la inversión. Por eso, durante el mes, el gasto de capital tuvo una mejora real de 89,3% interanual, tras un crecimiento nominal de 157,7% nominal, versus una inflación de 36,1% en el mismo período.
Diciembre: aceleró la obra pública pero ajustó el gasto social
Cabe destacar, en ese sentido, que durante noviembre el gasto en obra pública ya había anotado una mejora real de 4,3%, pero había sido la primera desde que llegó la pandemia.
En octubre la contracción real fue de 27,1% real. Y en agosto había llegado a ser de 39,1%, lo cual resultó extraordinario no solo por lo profundo del ajuste sino porque comparaba contra un agosto del 2019 en el que Cambiemos había apretado el cinturón con una baja de 21,4%. Se dio, así, en plena pandemia, una virtual desaparición de la obra pública.
Desde Economía hicieron referencia al ajuste del gasto, junto con el nuevo hincapié puesto en acelerar la obra pública: “El crecimiento del gasto total en diciembre fue de 52,7% interanual. Es significativo porque ya es una suba similar a la de la prepandemia. En febrero del 2020 el gasto primario había crecido 51,4%. Esto se da gracias a una serie de medidas de armonización de la administración fiscal al escenario macroeconómico. Hacia dentro del gasto se ven algunas líneas con comportamiento más acelerado, lo que tiene que ver con prioridades de política pública. La inversión de capital, fundamentalmente en aguas potables y alcantarillado, vivienda, transporte, vialidad. A medida que se fueron recuperando niveles de actividad, se pudo ir reactivando esa prioridad en el gasto de capital”.
Si bien en diciembre también hubo una aceleración interanual en las transferencias extraordinarias, entre las que se incluyen pagos de IFE y el ATP, y desde el Gobierno intentaron destacarlo, lo cierto es que esa mejora se dio contra un diciembre del 2019 en el que esos gastos no existían.
Respecto a meses como agosto se registró una caída importante en esas cuentas. Bien concreto: en diciembre ambos programas generaron gastos por $11.000 millones. Mucho menos que los $100.000 millones de junio y los más de $70.000 millones de julio y agosto.
Fuente: baenegocios.com