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El dolor de una testigo del asesinato de Báez Sosa: «Dejaron a Fer irreconocible»

El lunes se conocerá la sentencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa que tiene como acusados a Ciro, Luciano y Lucas Pertossi, Máximo Thomsen, Matías Benicelli, Enzo Comelli, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli.

A tres años del crimen, el dolor y el recuerdo de aquella noche atormenta a los testigos, que piden justicia por el joven estudiante de Derecho que fue asesinado a golpes el 18 de enero de 2020, en la puerta del boliche Le Brique, en Villa Gesell.

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“Cuando vine, Fer ya estaba tirado en el piso y le estaban haciendo RCP”, recordó Mariana, quien trabajaba a pocos metros de donde asesinaron a Fernando y fue una de las primeras personas que llegó al lugar.

La mujer contó que “esa madrugada estaba lleno de gente gritando y llorando por todos lados” y se acercó a preguntarle a un policía sobre el estado de Fernando: “Me dijo que no tenía pulso. Pero, hasta que vino la ambulancia y lo llevaron, uno siempre quiere pensar que fue una pelea más”.

La testigo detalló que “frente al boliche siempre había cinco policías. Esa noche, justo en ese momento, le estaban pegando a otro chico también. De milagro no hubo otro Fernando, al otro chico también lo dejaron tirado”.

Fue entonces cuando los rugbiers emboscaron a Fernando Báez Sosa y comenzaron la golpiza mortal aquella madrugada de enero.

“Lucas Pertossi decía que estaban borrachos… Creo que tener a una persona, pegarle, que esté tirado y seguir pegándole, después irte, cambiarte e ir a comer a un Mc Donalds, no tiene nombre. No hay excusa de nada. Ni que estaban borrachos, nada”, expresó la testigo.

“Todos esperamos que sea una condena ejemplar. Creo que ejemplar sería que sea perpetua para todos”, sentenció la testigo.

Y continuó: “No puedo creer que no tengan sentimientos, no pidieron perdón, creo que no están arrepentidos. Los padres (de los rugbiers) no le pidieron perdón a la familia de Fernando en ningún momento. Veía que lloraban cuando fueron a visitarlos (en Dolores). Ellos pueden abrazar a sus hijos, los padres de Fer nunca más van a poder besar, abrazar a sus hijo, escuchar un ‘hola papá, hola mama’. Una justicia ejemplar es que paguen”.

Sobre cuál es el mayor recuerdo de aquella madrugada, Mariana expresó entre lágrimas: “Siempre tengo presente la noche que vi a Fer, cómo estaba lastimado y al otro día, llegué a mi casa y vi la foto de quién era el chico que habían matado… Estaba irreconocible. Me hubiese gustado llegar un rato antes, si salía antes de mi trabajo, y poder haber hecho algo. Uno piensa ‘¿cómo es que había tanta gente y nadie hizo nada?’”.

La testigo espera al momento de dictar la sentencia “los jueces piensen en sus familiares y en las pruebas que hay» en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa: «Todos tienen que ir a perpetua. Hasta los dos que soltaron, hacer un pacto de silencio y hablar después de tres años… Todos son culpables, todos”.

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