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El día que la Derecha volvió al Poder por el voto popular

Por Lic. Belén Azcona

La llegada de la ultra derecha al poder mediante el sistema democrático justo cuando se

cumplen cuarenta años del retorno de la democracia, no será un capítulo menor en la historia Argentina. No solo por las circunstancias,sino también por la cuota de   responsabilidad que tiene este hecho sobre las líneas del neoperonismo.

Hace pocos días, continuando con un sinfín de mensajes paradójicos en este juego de fechas,recuerdos, ideales y hechos de hartazgo, me encontraba escribiendo algunas líneas

reflexionando sobre el día de la militancia peronista, celebrado el 17 de noviembre, donde

rememoramos la fuerza de la lealtad y de la convicción genuina de ideales populares, versus el odio más rancio y violento que tuvo lugar en nuestro país y en nuestra historia política argentina que se tradujo en proscripción, persecución ideológica, y violencia de Estado que derivó en la pérdida completa y absoluta de derechos básicos y naturales de todo ser humano, como la de opinar libremente, agruparse en sectores de representación política y sindical, y el acceso la libertad de expresión garantizada hasta hoy por la ley de medios públicos y que el recientemente electo presidente, Javier Milei, ha puesto en discusión su continuidad, a éste como a tantos derechos más.

Sin embargo, la editorial que pretendo escribir no se trata de un vaticinio negativo de quien ya fue elegido por la voluntad popular como responsable de los destinos de esta Patria, una Patria que se ha ocupado paradójicamente de desprestigiar pero que pretende gobernar, porque considero que llegaron tiempos de introspección y reconstrucción de cara a lo que vendrá, pero más que nada, para comprender por qué nuevamente, nos encontramos parados en esta circunstancia que pone como protagonistas a los mismos actores y a las mismas ideas que han hecho estallar nuestra nación en el año 2001.

La introspección es sin duda indispensable para comprender como llegamos a este escenario.

¿Cuál es la cuota de responsabilidad que tiene la clase política para que el pueblo ponga su cuota de confianza en su propio verdugo? ¿Cuál es la gravedad de la crisis de representatividad política por la que estamos atravesando que no hemos podido posicionar un candidato o propuesta alternativa que pueda captar la esperanza real de un pueblo golpeado?

La política como herramienta para transformar realidades ha pasado a ser una definición de

libros y no un ejercicio de la realidad. El peronismo ha permitido que se bastardee al movimiento popular único en el mundo, llenando sus líneas de personajes poco formados en materia política,que nada entienden y nada sienten al peronismo como tal, y que se han servido de los espacios de poder a los cuales han llegado mediante el peronismo, y que han gobernado con una perspectiva completamente individualista y mezquina.

Lo sucedido con el peronismo como movimiento nacional e históricamente una fuerza

representativa del mayor caudal de votos en Argentina, representa un diagnóstico que se repite en cada distrito provincial y municipal de una nación cada vez menos comprometida con la realidad de la comunidad sino cada vez más sumida en la idea del “sálvese quien pueda”. Y lejos de cargar culpas contra el pueblo que, como dijo Perón, “nunca se equivoca”, sí creo que es indispensable ponerle nombre y apellido a cada uno de los personajes que han sido excelentes paracaidistas y que dentro de este movimiento político sólo se han ocupado de servir sus propios intereses, desprestigiando una fuerza política que históricamente le ha dado dignidad al trabajador, a la mujer, y a los niños. Es indispensable ponerle nombre y apellido porque si no lo hacemos, en diez años o quizás menos, sean los mismos que se golpeen el pecho autodefiniéndose como los primeros patriotas, cuando lo único que han hecho fue rifar un espacio político que siempre ha sido la esperanza de la clase trabajadora, y han desprestigiado a un movimiento que todavía sobrevive porque somos muchos los que aún pensamos, sentimos y respiramos la convicción peronista, esa misma que hizo a la Argentina ejemplo del mundo y

que generó el odio inclaudicable de la derecha que esta vez no necesitó de un golpe de facto para volver al poder, sino que lo hizo mediante el voto soberano de los ciudadanos y ciudadanas.

¡Vaya desilusión deben tener con nuestra fuerza política que el mismo pueblo terminó eligiendo en las urnas a quienes lo han reprimido y quitado derechos!

Evidentemente el hartazgo de nuestro pueblo con una política en permanente deficiencia en

materia de solucionar cuestiones básicas de la humanidad como el salario y su poder adquisitivo, lo que deriva en la dignidad del trabajador, han desembocado en esta situación de calamidad con un presidente liberal que no oculta ni ocultó sus intenciones de desbaratar cada una de las conquistas sociales y económicas que hemos tenido, como el primer anuncio de este lunes,paradójicamente en el día de la soberanía nacional, anunciando la privatización de medios públicos y de la petrolera de bandera YPF.

La introspección debe ser una tarea obligatoria por parte de cada uno de los militantes

peronistas, y aún más por quienes ocupan o han ocupado espacios de poder llegando de la mano del peronismo. Un peronismo que los asesores modernos (no por instruidos sino por ser cercanos al poder) han recomendado ocultar, promoviendo el vaciamiento de ideas colectivas y generando que casi por vergüenza, se elimine la mención a la idea de convicción y doctrina, haciendo de esas palabras un mensaje negativo en sí mismo por el marco mental que le han construido. Con ese estado de situación, era de esperarse que penetran profundamente las ideas de libertad como la promesa a una realidad que, implícitamente, afirman no es libre. Lo que el pueblo no sabe es que la libertad de la que hablan y la que han votado no es la de las personas, sino la de los mercados. Esos mercados que especulan y se enriquecen a costilla de las necesidades del pueblo trabajador.

La cocina política donde la rosca se hace de espaldas al pueblo y de espaldas de los militantes también, debe terminar. Sabemos bien que la política se da con base a los acuerdos circunstanciales, desde una filosofía utilitarista del recurso humano y la persuasión que ellos representen. Entendemos que son mecanismos de alianzas que históricamente han sido útiles no sólo en un contexto de disputa electoral sino que también han sido claves para garantizar la gobernabilidad. No obstante, a quienes se ha dejado afuera de la discusión y no podemos permitir que eso continúe es al pueblo trabajador representado mediante sus gremios, y a los militantes que son quienes le ponen el cuerpo y el alma a la defensa de un proyecto político que, en estos últimos tiempos, también se ha olvidado de ellos.

La dignidad humana no se negocia, aunque la voluntad popular haya puesto en jaque gran parte de los derechos que la garantizaban. Sin embargo, repito que no pretendo juzgar al electorado por su elección sino más bien los invito a pensar y repensar el motivo y las responsabilidades que existen que han llevado a nuestro pueblo desesperanzado a votar a quienes, ya anticiparon,tirarán de la guillotina, o mejor dicho, usarán la motosierra y la tiranía como herramientas de poder 

Han transcurrido apenas 24hs de una contienda electoral que permitió a la gente hablar

mediante las urnas y celebro que el sistema democrático haya sido nuevamente la herramienta de comunicación de más de 40 millones de argentinos y argentinas. No obstante, los resultados obtenidos nos ubican como clase trabajadora en una posición desfavorable, y nos obliga a mantener una guardia permanente para poder defender cada uno de los derechos que nos pretendan avasallar. Nuevamente, la memoria como elemento clave de identidad y coherencia, se vuelve indispensable: comprender que la alianza política realizada el 23 de octubre entre La Libertad Avanza y el PRO no ha sido pura y exclusivamente electoral, sino más bien estratégica de cara a los próximos ocho años de nuestro país, permitiendo que vuelva a la escena política y con gran poder Mauricio Macri, quien fue el responsable de tomar la deuda más grande en la historia del país y también en la historia del FMI, deuda que aún estamos pagando y que nos ha representado no ser completamente soberanos en materia política y económica. La memoria,como elemento clave para comprender que el peronismo es el único movimiento político capaz

de generar expectativas de representatividad de una sociedad hastiada. Por tanto, la

reorganización del movimiento es fundamental para estar preparados para resistir, y volver a florecer, como lo hemos hecho antes y como lo haremos tantas veces sean necesarias.

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