Divididos, Lali, Skay y Babasónicos le dan variedad y calidad al Cosquin Rock
Variedad estilística y buenas performances, dos cuestiones que nunca faltan en este encuentro musical, fueron precisamente los dos grandes rasgos que definieron la primera jornada del festival, en la que alrededor de 40 artistas desfilaron por los seis escenarios montados en el predio.
Variedad estilística y buenas performances, dos cuestiones que nunca faltan en este encuentro musical, fueron precisamente los dos grandes rasgos que definieron la primera jornada del festival, en la que alrededor de 40 artistas desfilaron por los seis escenarios montados en el predio.
La intensa grilla, con shows superpuestos en muchos casos de artistas que bien podrían encabezar cartel, provocó que desde las últimas horas de la tarde hasta prácticamente la medianoche no hubiera respiro para el público.
El trío conformado por Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella regaló una demoledora performance que en su vendaval inicial encontró su inmejorable forma al momento del popurrí que unió «Azulejo», con «Qué tal?» y «La rubia tarada».
Pero la aplanadora también mostró que puede emocionar, al menos eso sucedió cuando Mollo quedó solo con una guitarra para «Spaghetti del rock», coreada de manera unánime por el público, hasta hacer lagrimear a su intérprete.
Mientras esto sucedía, en el otro extremo del predio, en el escenario Norte, Dillom también se consagraba como «la aplanadora» de los nuevos ritmos urbanos, con un set contundente que, además de composiciones propias, incluyó «Sr. Cobranza», el tema de Las Manos de Filippi popularizado por Bersuit.
Cuando aún no habían concluido su show Divididos ni Dillom, en el escenario Montaña, Lali sacaba a relucir su flamante estirpe de «reina del pop», con un show digno de estadios, con sus gráficas y luces rimbombantes, un cuerpo de baile y bombas de humo.
Mientras tanto, Babasónicos subió a escena su glamour y sensualidad en un set abreviado de su actuación de diciembre pasado en el Campo de Polo.
Si Divididos le dio la razón al público que cantaba que era «la aplanadora del rock», Skay y Los Fakires hizo lo propio con quienes entonaban que era «el corazón de Patricio Rey», y no sólo por haber echado mano a temas ricoteros como «Todo un palo», «Criminal mambo», «Ji ji ji» y «La parabellum del buen psicópata»; sino porque esa condición también afloró en canciones de su etapa solista, como en «Oda a la sin nombre» o «Aves migratorias», por citar apenas algunas.
Para entonces, la tarde ya había dejado sus gemas con la fiesta propia armada por Los Pericos, el ensoñador set de Nafta, el pop kitsch de Miranda!, el elegante pop cancionero de Bandalos Chinos, el funk de Dante Spinetta y el rock setentoso de Airbag.