Día de los Inocentes: cuál es el trágico origen de esta celebración y por qué se hacen bromas
Seguramente has caído en alguna mala broma en internet, en WhatsApp, redes sociales o en vivo que te preocupó, te hizo enojar o en el mejor de los casos, te dio mucha risa, misma que sucedió exactamente un 28 de diciembre.
Este martes tendremos por un año más la celebración del denominado Día de los Santos Inocentes, una fecha bíblica que conmemora el asesinado de los recién nacidos de Judea asesinados por el rey Herodes de Judea.
Día de los Santos Inocentes
En el versículo Matero 2:3-8 redactan la reacción del rey Herodes I, “El Grande”, quien en su afán de encontrar a Cristo, llamado a ser el nuevo rey por el profeta, envió a los denominados Reyes Magos a Belén de Judea, con el objetivo de indagar todo sobre el hijo de María y José.
“Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel”, decía la profecía.
A pesar de tratarse de una conmemoración bíblica, los mexicanos acostumbran gastar bromas de todo tiempo, incluso en las redes sociales o en los medios locales, en forma de noticias falsas.
Aunque el rey aseguró que su objetivo era ir y adorarle, se describe que un ángel del Señor apareció en los sueños de José para indicarle su huida repentina y a toda velocidad con rumbo a Egipto, pues Herodes buscaba matar al recién nacido.
Así fue como se cumplió un dicho más del profeta, quien a nombre del Señor estableció: “De Egipto llamé a mi Hijo”. Permanecieron en aquel destino hasta la muerte de Herodes.
Éste, sin embargo, al verse traicionado mandó matar a todos los menores de dos años que se encontraban en la tierra de Belén, y en los alrededores. El rango de tiempo fue establecido de acuerdo con el calendario en que se inquirió a los magos dicha investigación.
Una vez que murió Herodes, se apareció de nueva cuenta un ángel en los sueños del padre, quien lo envió con rumbo a Israel, pero terminó en la región de Galilea, en la ciudad de nombre Nazaret, “para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno”.