De las tres esculturas ganadoras, dos tienen como inspiración a la naturaleza
La Bienal Internacional de Escultura 2022 consagró a tres artistas en el podio de esta edición número doce, “El Legado”. El ganador fue el rumano Petre Virgiliu Mogosanu con su obra “La naturaleza y sus tensiones”. En segundo lugar fue premiada “Permanencia 2150”, del surcoreano Sodong Choe, y en tercer lugar “Vestido”, de la alemana Verena Mayer – Tasch.
Mogosanu, con su obra “Tensions in the nature” o “La naturaleza y sus tensiones”, explicó que su proyecto partió “de la idea de que, en la naturaleza, todo se mueve y toda la materia cambia en el tiempo”, y así “el ser humano también cambia, piensa diferente cada día”.
“En todas estas transformaciones, hay un impulso que se inicia dentro de nosotros. Las acciones de los cuerpos en la naturaleza ocurren debido a que dentro de cada volumen hay una fuerza, una energía, una tensión y un equilibrio que junto con la voluntad actuarán hacia el exterior y crearán un movimiento que es el equivalente a la vida”, amplió en su fundamento.
El gran consagrado de la noche obtuvo, además, el primer premio entregado: el de elegido por los niños.
Segundo premio
El surcoreano Sodong Choe, fue el primero en finalizar su obra “Permanency 2150” o “Permanencia 2150”, ganadora del segundo premio de esta Bienal.
Al explicar su proyecto, argumentó: “Pretendo contar en la obra la infinita esperanza de la civilización humana en la naturaleza. El prototipo de la célula básica de la vida está estructuralmente enumerado y compuesto. Expresa la eternidad de nuestra humanidad, que nunca terminará. En contraste con el color de la piedra, expresa la composición cromática y la eternidad y esperanza de la humanidad. Simboliza avanzar hacia una visión de la eternidad que nunca terminara en un círculo blanco”. Y cerró: “El ser humano debe convivir con la naturaleza. Si no respetamos la naturaleza, la supervivencia de la humanidad se verá amenazada”.
Tercer premio
La alemana Verena Mayer–Tasch, en su obra “Dress” o “Vestido”, buscó representar “un vestido de origami, doblando la piedra como una hoja de papel, en forma de una figura de origami tradicional”.
“Al esculpir alguna textura en la piedra, quiero evocar la impresión de que la piedra se transforma en papel, el papel en tela, creando una metamorfosis material. Mi interés es dar un material pesado dado por la naturaleza como la piedra, ligereza y levedad debido a una abstracción lúdica del lenguaje formal”, contó.