Cuáles son los tratamientos contra la COVID a un año y medio del comienzo de la pandemia
Mientras avanza la inmunización con diferentes vacunas contra la Covid-19, la comunidad científica no llegó a tantos consensos para los tratamientos y a pesar de que algunas drogas van logrando evidencia favorable para ser aplicadas en momentos específicos de la enfermedad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sólo tiene como recomendación «firme» el uso de corticoides en pacientes en estado grave o crítico.
El 31 de marzo la OMS emitió un comunicado en el que aseguró que «la evidencia actual sobre el uso de ivermectina para tratar pacientes con Covid-19 no es concluyente» y añadió que «hasta que se disponga de más datos, la OMS recomienda que el fármaco sólo se utilice en ensayos clínicos».
En ese mismo comunicado recordó las «recomendaciones firmes», aquellas en las que la evidencia es concluyente, y las «recomendaciones condicionales», que se emiten cuando «hay menos certidumbre en las pruebas sobre los beneficios o riesgos de una intervención».
En ese listado, que fue la última actualización del organismo sobre tratamientos para Covid-19, la OMS indicó como «recomendación firme» administrar corticosteroides a pacientes con Covid-19 grave o crítica, y no administrar hidroxicloroquina, cloroquina ni lopinavir/ritonavir, independientemente de la gravedad de la enfermedad.
Entre las recomendaciones condicionales figuran no administrar corticosteroides a pacientes con enfermedad leve o moderada y no utilizar remdesivir, lo que implica que hasta ese momento no había «suficientes pruebas para apoyar su utilización».
Otra recomendación condicional fue administrar anticoagulantes a dosis bajas a los pacientes hospitalizados.
Desde entonces, las revistas científicas han publicado estudios con diferentes metodologías y envergadura sobre distintos fármacos, aunque ninguna generó cambios en las recomendaciones de la OMS.
El 17 de junio la ivermectina volvió a ser noticia a partir de la publicación de un trabajo de investigadores argentinos en la prestigiosa revista EClinicalMedicine de The Lancet (https://www.thelancet.com/journals/eclinm/article/PIIS2589-5370(21)00239-X/fulltext).
«Lo que se pudo observar en este estudio fue una disminución de la carga viral en las secreciones respiratorias (hisopado naso-faríngeo) en un grupo de pacientes tratados con ivermectina comparativo con un grupo control sin esta droga», explicó a Télam Ricardo Valentini, jefe del Departamento de Medicina del Cemic y uno de los autores de la investigación.
Valentini aseguró que «este ensayo clínico no tenía como objetivo la valoración de mejoría clínica o de variables pronosticas de la enfermedad, sino el de determinar el efecto biológico posible de la droga».
En este sentido, indicó que el trabajo «no sustenta que deba administrase ivermectina para el control de la enfermedad» y que «habría que llevar a cabo un ensayo clínico con administración precoz, dentro de los dos días del inicio de los síntomas, y con un tiempo de exposición a la ivermectina tal vez de sólo tres días en lugar de los cinco días que utilizamos en el estudio».
En conclusión, Valentini señaló que hasta el momento «no hay ensayos clínicos robustos que clarifiquen la eficacia clínica de la droga, es decir que esta observación del efecto antiviral se traslade a un beneficio clínico evidente».
Otro fármaco que fue noticia esta semana a nivel nacional fue el remdesivir porque comenzó a distribuirse en algunas provincias luego de ser aprobado en abril por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).
«El remdesivir es un antiviral que tiene actividad in vitro para el virus SARS-CoV-2 y que ya teníamos evidencia que había sido útil para el otro SARS-CoV y el Mers y entonces se propuso estudiarlo para Covid-19», explicó a Télam la reconocida infectóloga Isabel Cassetti de Helios Salud.
De los ensayos clínicos llevados adelante para probar esta droga, el más grande y que dio lugar a su aprobación por diferentes organismos reguladores nacionales (entre ellos Anmat) fue el que se publicó en noviembre pasado en la revista New England Journal Of Medicine (https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmoa2007764) que incluyó a 1.059 pacientes.
«La conclusión de este estudio fue que aquellos pacientes con neumonía que requerían bajo flujo de oxígeno y recibieron remdesivir tuvieron una recuperación más rápida que el grupo placebo y estuvieron menos tiempo hospitalizados», describió Cassetti y añadió que «a nivel de mortalidad global, es decir contemplando todos los pacientes, la diferencia entre un grupo y otro no fue significativa».
Al hacer un repaso sobre las diferentes drogas, la infectóloga indicó que «todas las estrategias terapéuticas que se están utilizando contra el SARS-CoV-2 no tienen un gran impacto en la mortalidad global y, sin embargo, sí tienen impacto cuando se analizan subgrupos».
«En ese contexto cada estrategia tiene su lugar y hay que utilizarla en el momento apropiado de la enfermedad; no es lo mismo cuando el paciente recién empieza con síntomas que el que requiere oxígeno de bajo flujo o el que necesita respirador, son distintos momentos», detalló en diálogo con Télam.
La especialista recordó que «el momento inicial y medio es de replicación viral y del medio al crítico es un fenómeno más inflamatorio; entonces, tenemos estrategias de tratamiento que funcionan muy bien al final pero que no las podríamos dar al principio y a la inversa».
Concretamente, Cassetti repasó que «el corticoides, por ejemplo, lo damos en el paciente grave, pero no lo podemos dar al principio porque no sólo no da beneficios sino que puede ser peligroso en síntomas leves; el plasma de convaleciente no tiene utilidad en enfermedad crítica pero sí en leve administrado en los primeros tres días de inicio de síntomas en pacientes que tienen más de 75 años o más de 65 con comorbilidades».
«Si hablamos de Tocilizumab (que es un anticuerpo monoclonal anti interleuquina 6) tampoco es útil en enfermedad leve, pero sí cuando comienza el fenómeno inflamatorio; también el suero equino tiene su momento en pacientes con enfermedad moderada o severa, pero no aquellos que requieren asistencia respiratoria mecánica», concluyó.