Creció la demanda de un proyecto que trabaja con el acoso juvenil
Siete de cada diez niños, niñas y adolescentes en la Argentina sufren bullying y otro tipo de maltratos en entornos escolares. Así lo señala un estudio de alcance internacional realizado por la ONG Bullying sin Fronteras, considerada como la principal fuente de información sobre el Bullying y el Ciberbullying a nivel mundial.
Lo que activa aún más las alarmas- y lo señala el informe- es que los casos de maltrato escolar en la Argentina continúan en aumento, alrededor del 70% de los niños y niñas sufren todos los días algún de tipo de acoso y ciberacoso.
Con una visión premonitoria, un grupo de profesionales interdisciplinarios de la Universidad Nacional del Nordeste, diseñó un proyecto de Extensión Universitaria para trabajar de lleno con este problema que creció exponencialmente post pandemia.
“Hacia una juventud sin acoso” lleva el nombre de la propuesta que es coordinada por la arquitecta Analía Piccini, que reúne a psicólogos; estudiantes y docentes del Instituto de Criminalística y Criminología; y de la Facultad de Humanidades.
En el año 2019 esta propuesta extensionista llegó a un par de establecimientos educativos de nivel medio, “tratando todo tipo de acoso entre pares”. Mediante charlas y talleres delineados por profesionales se busca lo que estratégicamente y de manera consensuada es considerada como vital: la prevención.
“Dado que las causas que motivan el bullying son muy diferentes hay que buscar soluciones al problema mediante una propuesta amplia y abierta contando con el diálogo como la principal herramienta para atajarlo”.
Esa propuesta de diálogo que se inició con 3 establecimientos escolares, hoy está desbordada con una lista extensa de centros educativos que se visitarán en el 2023. “Estamos observando el efecto de la pandemia. Esconderse detrás de la pantalla, desencadenó un ciber bullying difícil de medir, pero además se potenciaron actitudes agresivas que chicos y adolescentes trasladan a los lugares donde desarrollan sus actividades”, señaló Piccini.
El proyecto que está siendo reformulado para el próximo año tiene como destinatarios objetivo a adolescentes de 12, 13 y 14 años. “De todas maneras, no somos estrictos en cuanto al rango etario, hemos llegado a intervenir en grupos de chicos de más edad con quienes trabajamos para generar mejores formas de comunicación”.
El acoso escolar es un problema que no diferencia clases sociales y sus causas son variadas. “Estuvimos trabajando en colegios de Paso de la Patria, en la periferia de Resistencia y en el centro de la ciudad en establecimientos de gestión privada y pública. En todos ellos se repite un mecanismo que hay que evitar que se naturalice, la forma en que se comunican los chicos es sin respeto y agrediendo. Con nuestra propuesta intentamos revertirlo, inculcando otros valores”.
El aporte de los estudiantes del Instituto es importante ya que manejan conceptos vinculados a la temática, mientras que sus pares de Ciencias de la Educación, aportan herramientas didácticas y pedagógicas necesarias para poder llegar a los adolescentes.