¿Cómo distinguir las etapas del estrés crónico?
El estrés crónico o burnout, conocido como el síndrome del trabajador quemado, es una de las dolencias más habituales. Este estado mental negativo, habitualmente ocasionado por la sobrecarga y las altas demandas laborales, fue declarado por la Organización Mundial de la Salud como un factor de riesgo para la salud integral. Por esto, es importante distinguir las etapas en las que se manifiesta el estrés crónico para tomar medidas que eviten situaciones de salud más comprometidas.
La primera etapa es el esfuerzo: las personas se sienten sobreexigidas, conviven la sensación de agotamiento con un esfuerzo por responder a las demandas del entorno. Aquí los principales síntomas son dificultades para dormir, concentrarse y sentirse tensionados.
En la segunda etapa, la del cinismo, las personas se sienten menos involucradas con su trabajo, les cuesta disfrutar de su profesión o sentirse orgullosos y aparece una sensación de desconexión con sus tareas. La falta de motivación no se debe a una falta de compromiso personal o de responsabilidad, sino a una respuesta del organismo a la situación de estrés.
Finalmente, la tercera etapa es el burnout propiamente dicho y se caracteriza por la falta de energía, la sensación de no poder hacer frente a los problemas cotidianos, incluso a situaciones que antes se enfrentaban sin inconvenientes.
El factor crítico para prevenir y combatir el burnout es la cronicidad: hay que prestar atención cuando el estrés excesivo se sostiene en el tiempo. Según el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21, el 27,6% de los argentinos señala que cada vez le resulta más difícil relajarse luego de la jornada laboral, y el 29,8% indica que se siente tan agotado que no quiere hacer nada.
Fuente: Diario Página/12
