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Comienza la temporada reproductiva de los guacamayos rojos

Esos dos pichones, Tokwaj y Mbutú fueron además los protagonistas de los retos más desafiantes de esa temporada: el primero, hijo primogénito de Budha y Palo, fue atacado una noche por una lechuza de campanario que lastimó uno de sus sacos aéreos y que le costó varias semanas de recuperación; el segundo, hijo de Nioky y Sopa, debió ser retirado del nido con una infección pulmonar, criado a mano por casi un mes y convertido en hijo adoptivo de Budha y Palo.

Quizá podrá imaginarse el lector que esos dos “terremotos”, como les llamamos con cariño en el campo, son entonces hermanitos adoptivos, pero son también el fruto de un muy arduo trabajo del personal de Rewilding Argentina y de los voluntarios que llegan al proyecto con una fuerte convicción de aprender y ayudar en la parte más intensa y emocionante del año. La temporada reproductiva significa, para quienes estamos en campo, jornadas larguísimas de trabajo, de monitoreo intensivo debajo de las cajas nido (cajas de madera que colocamos a lo alto de los árboles para que los guacamayos puedan poner los huevos), de largas caminatas por el estero con el agua hasta el pecho, de decenas de subidas diarias a los árboles, de horas y horas de revisar cámaras para entender si los papás guacamayo se están portando bien esta vez o, si necesitan de nuestra ayuda para sacar adelante a los polluelos.

Pero también es el periodo de más aprendizaje: días y noches de observar a las parejas nos permitieron registrar comportamientos inéditos para la especie y estar cada vez mejor preparados para actuar frente a nuevos desafíos en cada temporada y lograr que la mayor cantidad de pichones llegue a volar del nido.

¿El balance de la temporada 2021-2022? Tres parejas reproductivas, 12 huevos, seis eclosiones, cuatro pichones que pasaron las 48 horas de vida y dos pichones que “volaron del nido”.

Hoy nos estamos preparando para esta, la temporada reproductiva del guacamayo rojo 2022-2023, la cuarta desde que la especie volvió a Corrientes después de 150 años. Las cajas nido fueron puestas a punto, las cámaras instaladas dentro, los campamentos armados, los equipos de escalada chequeados y acopiados todos los elementos de manejo de pichones: papillas, balanzas, termómetros, jeringas, sondas, planillas.

El equipo ya está en campo, aguardando pacientemente las nuevas puestas. Mientras tanto, nos encantamos viendo a Tokwaj y Mbutú dar nuevas muestras de confianza en sus vuelos sobre Cambyretá, nos deleitamos observando a Nioky, K-chito y Budha haciendo mil payasadas para conquistar a sus “guaynas” y admiramos la paciencia y dedicación con las que Sopa, Pechito y Palo acomodan y reacomodan palitos y virutas dentro de sus respectivos nidos. Nos ilusionamos con la nueva temporada y nos emocionamos, en definitiva, cuando entendemos que el gran rojo… ¡está de vuelta en Corrientes!

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