Policiales

Chaqueño acusado de homicidio fue detenido en un barrio de La Plata

El sujeto (21) llegó a la ciudad hace cuatro meses y era ayudante de un pintor que contactó Gladys Catena para arreglar su vivienda de Hernández. Le secuestraron zapatillas manchadas con sangre y elementos de la víctima. El motivo sería un robo.

Un chaqueño fue detenido esta semana en un barrio de la ciudad bonaerense de La Plata, acusado de asesinar a una mujer con fines de robo. La víctima era la dueña de la casa donde el sujeto estaba trabajando como albañil.
«Seguro que fue él», dijo el hombre que marcó la casa donde el martes detuvieron al acusado de matar a la jubilada Gladys Catena, en Hernández, «porque desde que llegó nos robó a todos, incluso a nosotros, que somos sus parientes», publicó el diario local El Día.
Se trata de un joven (21) oriundo del Chaco, quien desembarcó en territorio bonaerense hace aproximadamente 4 meses, sin conseguir una residencia fija. Lo capturaron en la casa de su novia, una casita precaria enclavada en una villa de Larrea entre Viamonte y Bermúdez en Carlos Spegazzini, distrito de Ezeiza. Todo lo complica. «Un par de zapatillas bordó con manchas que serían de sangre y un cuchillo celeste», del mismo juego del que quedó clavado en el cuello de la víctima (65), dijeron fuentes oficiales.
También lo compromete el hallazgo de uno de los dos televisores plasma y la computadora de Catena, que le habría vendido a un vecino, mientras que resta recuperar el otro plasma que faltó de la vivienda de 511 entre 19 y 20, donde el martes al mediodía Manuel Maldonado (33) encontró a su suegra asesinada en el piso de su habitación.
Se destaca que además de hacerle cortes en el cuello, la golpearon con saña hasta fracturarle cinco costillas, lo que terminó causándole el paro cardiorrespiratorio que le costó la vida. Suponen los forenses que le pegaron con una lámpara de bronce que quedó tirada cerca del cuerpo, en medio de un caos que ayudó a reforzar la idea de una pelea previa.
EL ACUSADO
El acusado, identificado por fuentes judiciales como Luis Benítez, tiene lesiones, particularmente en las manos, que le habría abierto la víctima en su desesperado intento por defenderse.
El joven conocía bien a la jubilada porque era ayudante del pintor que trabajó en la vivienda de Catena hasta hace 20 días. Y aunque no se sabe todavía si tiene antecedentes penales en el Chaco, los cargos por los que es indagado el fiscal Álvaro Garganta contempla la pena de perpetua: homicidio calificado en ocasión de robo y críminis causa, o, para que quede claro, matar para ocultar otro delito.
No hay elementos para suponer que hayan actuado dos o más personas, de modo que no hay otras detenciones pendientes; al menos por ahora.
LA SECUENCIA
Tras la muerte de su compañero de toda la vida, en abril de este año, las tres hijas y los yernos de Gladys la convencieron de hacer algunos arreglos en la casa de la calle 511, en un intento por aliviarle la tristeza, ayudarla a pensar en otra cosa y cambiarle la cara a ese chalé en el que, de repente, se quedó sola.
Contrataron entonces a un pintor de la zona, quien a su vez llevó a un ayudante para «terminar el trabajo más rápido», apuntó un pesquisa. El ayudante era Benítez.
«Estuvieron pintando hasta hace 20 días», confió un detective a este diario, por lo que no es difícil imaginar a aquel peón regresando al domicilio de Benítez con cualquier excusa y a Catena -que era muy cuidadosa con todo lo relativo a la seguridad- abriéndole la puerta sin desconfiar.
Tampoco es complicado imaginar lo que siguió. «Creemos que cuando la mujer se dio cuenta de que iba a robarle quiso evitarlo y se desató la pelea», especuló la misma fuente, sin descartar que el ladrón haya entrado en la casa decidido a matar a la mujer, con la certeza de que iba a identificarlo.
Por caso, el cuchillo que le clavó en el cuello lo trajo de su casa: «No era del juego de la víctima; la hoja se dobló a 90 grados», comentó el vocero, quien describió al sospechoso como un «rústico».
El motivo del brutal crimen: habría intentado robar dos televisores

En la vivienda de Catena había joyas y casi U$S9 mil en efectivo que el delincuente ni siquiera atinó a buscar, concentrado como estaba en desamurar los dos televisores LCD que habían colocado pocos días antes, después de pintar las paredes. Con esos aparatos, una computadora y las llaves de la casa, abandonó la escena, dejando a sus espaldas los ambientes revueltos y el cadáver de la jubilada sobre su propia sangre.
La hipótesis más fuerte es que los puso en una bolsa que cargó caminando hasta la estación de trenes. Lo curioso es que hasta ahora no hayan encontrado cámaras que registraran su paso a lo largo de todo ese trayecto, aunque testigos declararon que lo vieron en las primeras horas de la mañana, lo que a su vez contradice el informe de los forenses que estimaron que el crimen ocurrió entre las 22 del lunes y la 1 del martes.
A las 11.30 llegó una persona para buscar a Gladys porque tenía previsto cuidar a sus nietos, pero como no contestaba el teléfono entró con sus propias llaves y se topó con el horror.
Con la certeza de que había sido un robo y que el criminal había accedido sin violentar ninguna cerradura (con el aval de la víctima o sus llaves) los investigadores apuntaron a los últimos contactos de Catena. Dieron así con el pintor del barrio, al que encontraron trabajando en la casa de conocidos ex barras de Gimnasia. Él aportó el nombre de su ayudante. Y la captura se concretó en pocas horas.

 

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