Aumentó el contrabando fronterizo de mercaderías
En los últimos años, la agudización de la crisis económica, derivada de una fabulosa devaluación, recesión, baja en el salario real de los trabajadores e inflación, generó un impacto que aún no fue medido debidamente ni analizado por los especialistas: el aumento del contrabando fronterizo de celulares, autopartes, repuestos de automotores, cargamentos de cigarrillos, indumentaria, artículos electrónicos y de bazar, bebidas, alimentos y por ejemplo, celulares.
Sólo en los últimos tres años (2016-2018), Prefectura Naval Argentina (PNA) secuestró en la Frontera Norte mercadería por un valor aproximado a los 500 millones de pesos. Ese valor, ya puesto en el mercado clandestino, puede hasta quintuplicarse. Es decir, aproximarse a los 2.500 millones de pesos.
Si tenemos en cuenta que según funcionarios del ministerio de Seguridad, entre el 50 y el 60% de la mercadería de contrabando logra sortear los obstáculos desplegados por las Fuerzas Federales y provinciales, estos números, como mínimo, se duplican.
Estas cifras magnifican realmente el problema que representan para una buena parte de las economías regionales que viven de lo producido a través de las PYMES locales.
Es evidente que este tipo de mafias -que se alimentan con los millones de dólares que obtienen de ganancias- son parte de una industria ilegal que está al acecho para sacar provecho de una situación que castiga a buena parte de la población que se ve obligada a volcarse a las segundas, terceras y hasta cuartas marcas; o al consumo de productos que se comercializan a valores significativamente menores a los del mercado legal, por ser producto de un delito.
Guste o no, este es un dato objetivo de la realidad que se sabe, siempre existió pero que los dos últimos años se profundizó.
Sólo en cigarrillos, Prefectura decomisó el año pasado cargamentos valuados en más de 50.000.000 pesos. Una cifra muy apenas mayor a la de 2017, pero ostensiblemente más elevada a la de 2016 que fue de 13.000.000.
El rubro «objetos varios», dónde están incluidos los celulares y otros equipamientos electrónicos, en 2018 se decomisó mercadería por unos 70 millones de pesos, cinco millones más que 2017 y 35 millones más que en 2016.
Respecto del tráfico de indumentaria y calzado, que tanto perjudica a la producción PYME, los valores secuestrados entre 2016 y 2018 alcanzaron los más de 40.000.000 de pesos.ç
En ese sentido, el gráfico revela un marcado incremento año a año: del 2016 al 2017 el aumento en los decomisos fue del 120%. En 2018 esa cifra se vio superada en casi un 140% y la tendencia se mantiene para este 2019 ya que en las primeras semanas del año ya se secuestraron objetos que los mercaderes intentaron ingresar de manera ilegal por casi 40.000.000 de pesos.
Para valorar el esfuerzo realizado por los efectivos de esta fuerza de seguridad y la inversión en una mejor tecnología –realizada por el ministerio de Seguridad-para desmantelar a la industria ilegal del tráfico de mercadería, hay que tener en cuenta que estos productos, desde cigarrillos hasta camisas, bombachas y bebidas, no pagan ningún tipo de impuestos; no emplea mano de obra local para su producción, y compiten de manera desleal con la producción nacional que no para de caer.
De hecho, el propio INDEC reconoció que la utilización de la capacidad instalada en la industria cayó a alrededor del 60%; y que en rubros como el de las automotrices es de apenas el 45% o la de las fábricas textiles que apenas arañan el 49%.
Récord de Secuestros
El año pasado, cuando la devaluación del peso contra el dólar llevó a que la moneda local perdiera más de la mitad de su valor (el billete norteamericano subió un 110%), sólo Prefectura aumentó en un 120% los decomisos de mercadería de contrabando.
Dentro de este rubro se destacan: electrodomésticos, indumentaria y calzados, artículos para el hogar tipo bazar, cigarrillos –por lo general los «Rodeo»-, anteojos, gorras, componentes para vehículos y objetos electrónicos como celulares de alta gama, notebooks, Tablets, parlantes con bluetooth, auriculares, combustibles –nafta y gasoil-, galletitas, alfajores, fideos secos, medias, zapatillas, juguetes, azúcar, bebidas alcohólicas –vodka, whisky, cerveza- y hasta alimento balanceado para gatos, perros y pollos. También se secuestraron bebidas, ropa y calzados que eran traficados desde Brasil.
Entre los tipos de mercadería decomisada también se destacan las autopartes y repuestos de automotores, tanto originales y que fueron robados en los países fronterizos, como falsificados. Este último caso termina siendo un verdadero peligro vial, al no contar las partes con ningún tipo de control de calidad. Además, muchas veces son piezas robadas que se acondicionan para que parezcan ser originales.
Por lo general la mercadería secuestrada proviene de Paraguay, país fronterizo que está también a la cabeza del ingreso de marihuana a la Argentina. La forma más frecuente de contrabando se da a través de barcazas que ingresan por el Río Paraná; a través del tráfico humano –los denominados «bagalleros»- y por vía terrestre en camiones o utilitarios.
Algunos objetos electrónicos o de perfumería, de marcas originales –no truchos o falsificados- son comercializados a través de internet y redes sociales.
Buena parte de los productos que sí logran violar los controles, terminan en el circuito negro de provincias como Jujuy, Salta, Chaco y Formosa; pero otra buena parte alimenta a las «saladitas» de Capital Federal y el Conurbano Bonaerense, mercados de barrio conocidos como de proximidad, y terminan en las clásicas «mantas» o puestos ambulantes callejeros.
El récord de incautación de este tipo de mercadería por parte de la fuerza que comanda el Prefecto General Eduardo Scarzello, se debe a dos razones: el mayor tráfico ilegal que intentan las bandas delictivas con una logística puesta a disposición dentro y fuera del país; y a los mayores controles que se realizan a través de los operativos denominados «Fronteras protegidas» dispuesta por Prefectura, a través del ministerio de Seguridad que encabeza Patricia Bullrich, para «combatir el contrabando de mercaderías el narcotráfico y los delitos complejos», que se efectivizan mediante patrullajes en las zonas costeras, controles vehiculares e inspecciones en pasos fronterizos.
Tal es así que en los dos últimos años, la fuerza fue equipada con nuevos guardacostas de frontera de última generación, aeronaves y camionetas todo terreno.
También se incorporó equipamiento de última generación que permite realizar registros más ágiles y que fue destinado a las unidades de Montecarlo, Wanda y Eldorado (Misiones), caracterizadas por el alto tránsito de personas y mercadería.
Se trata de un sistema de inspección de equipaje de mano que cuenta con una excelente calidad de imagen y detectores de alta resolución para la clasificación de materiales con energía dual, capaz de detectar armamento, explosivos o mercadería ilegal de forma precisa.
Fuente: Infobae,