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A por dos finales

Por Guillermo Koster

Lo cierto es que ante una derrota inesperada en el inicio mismo de una cita mundialista las preguntas abundan y las respuestas escasean. Decepción, batacazo, golpazo, falta de actitud, jugadores que no están en su plenitud física o planteo ineficiente, fueron los comentarios más escuchados apenas trascurrieron los más de 12 minutos adicionados por el tibio árbitro del debut de La Scaloneta.

Argentina perdió un invicto histórico en un momento inoportuno, si se lo analiza objetivamente. No jugó a la altura de sus antecedentes inmediatos y cayó sin reacción ante –en principio- el rival más “ganable” del grupo. La realidad indica que se perdió y que este equipo, con este cuerpo técnico, no conocía de disputas similares en el último tiempo. Sea por la cantidad de partidos sin derrotas como por no estar perdiendo durante el transcurso de un juego. Y no lo supo ni pudo remontar, sea por la actitud incansable del rival como por incapacidad o ineptitud propia.

Ni Messi, ni Di María, ni Lautaro Martínez, ni De Paul ni los cambios que propuso el DT Scaloni dieron el resultado esperado y la derrota golpea. Golpea por la expectativa generada por virtudes autóctonas y generadas por un proceso digno de análisis positivo. Hay antecedentes contrapuestos: contra Camerún con derrota inicial en los ´90 como ejemplo más recordado, pero con la vuelta en primera ronda con la conducción de Macelo Bielsa.

Quedará en el análisis y la memoria colectiva los tres goles anulados al equipo nacional, dos por el hombro que solamente la tecnología pudo observar. Pero la realidad también es que ese mismo VAR fue el que llamó al árbitro para el chequeo del penal previo que derivó en gol de Lionel Messi para la apertura del marcador y –en ese momento- la tranquilidad de todo el pueblo argentino. También es cierto que -en promedio-, los jugadores de campo de Arabia Saudita corrieron un kilómetro más que los nuestros. En esa marcada actitud se cimienta un triunfo histórico del primer rival de la Argentina en Qatar 2022.

Deberá mejorar el equipo nacional en la conducción dentro del campo de juego, en las transiciones tanto ofensivas como defensivas y en la concentración. Un par de pelotas perdidas en el centro del campo y la indecisión de defender como se lo hiciera en cualquier otro partido de un torneo local y no con el condicionante de la tecnología, definieron lo inesperado.

 

 

“Cometimos muchos errores” (palabra más, palabra menos) afirmaba Lautaro Martínez en el primer análisis post partido. Las preguntas rondan en la cabeza de los millones de hinchas argentinos por saber cómo responderán jugadores y cuerpo técnico ante lo imprevisto. Lo cierto es que capacidad individual y colectiva hay, que alcanzan experiencia e inteligencia para revertir esta situación y momentos semejantes existen como para tomarlos de ejemplo y salir adelante.

Se vienen dos finales que hay que ganarlas. Incluso, como sea. A por ellas, que las remontadas son las que más se disfrutan y acallan voces oportunistas que en nada aportan en momentos inciertos.

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